Salmos 135
Reina-Valera 1995
La grandeza del Señor y la vanidad de los ídolos
¡Aleluya!
135 ¡Alabad el nombre de Jehová!
Alabadlo, siervos de Jehová,
2 los que estáis en la casa de Jehová,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.
3 Alabad a Jah, porque él es bueno;
cantad salmos a su nombre, porque él es benigno,
4 porque Jah ha escogido a Jacob para sí,
a Israel por posesión suya.
5 Yo sé, ciertamente, que Jehová es grande,
y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.
6 Todo lo que Jehová quiere, lo hace,
en los cielos y en la tierra,
en los mares y en todos los abismos.
7 Hace subir las nubes de los extremos de la tierra;
hace los relámpagos para la lluvia;
saca de sus depósitos los vientos.
8 Él es quien hizo morir a los primogénitos de Egipto,
desde el hombre hasta la bestia.
9 Envió señales y prodigios en medio de ti, Egipto,
contra el faraón y contra todos sus siervos.
10 Destruyó a muchas naciones
y mató a reyes poderosos:
11 A Sehón, rey amorreo,
a Og, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
12 Y dio la tierra de ellos en heredad,
en heredad a Israel su pueblo.
13 ¡Jehová, eterno es tu nombre;
tu memoria, Jehová, de generación en generación!
14 Jehová juzgará a su pueblo
y se compadecerá de sus siervos.
15 Los ídolos de las naciones son plata y oro,
obra de manos de hombres.
16 Tienen boca y no hablan;
tienen ojos y no ven;
17 tienen orejas y no oyen;
tampoco hay aliento en sus bocas.
18 Semejantes a ellos son los que los hacen
y todos los que en ellos confían.
19 Casa de Israel, ¡bendecid a Jehová!
Casa de Aarón, ¡bendecid a Jehová!
20 Casa de Leví, ¡bendecid a Jehová!
Los que teméis a Jehová, ¡bendecid a Jehová!
21 Desde Sión sea bendecido Jehová,
que mora en Jerusalén.
¡Aleluya!
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