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Al Vencedor: Salmo de David.

¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?

¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con ansiedad en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?

Mira, óyeme, SEÑOR Dios mío: Alumbra mis ojos, para que no duerma en muerte;

para que no diga mi enemigo: Lo vencí; mis enemigos se alegrarán, si yo resbalare.

Mas yo en tu misericordia he confiado; se alegrará mi corazón en tu salud.

Cantaré al SEÑOR, Porque me ha hecho bien.

Plegaria pidiendo ayuda en la aflicción

Al músico principal. Salmo de David.

13 ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?

¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?

¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma,

Con tristezas en mi corazón cada día?

¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?

Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío;

Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;

Para que no diga mi enemigo: Lo vencí.

Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.

Mas yo en tu misericordia he confiado;

Mi corazón se alegrará en tu salvación.

Cantaré a Jehová,

Porque me ha hecho bien.

¶ Júzgame, oh Dios, y pleitea mi pleito; de gente no misericordiosa, de varón de engaño me libra.

Porque tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado? ¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?

Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; me conducirán al monte de tu santidad, y a tus tabernáculos.

Y entraré al altar de Dios, al Dios de mi alegría de mi gozo; y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío.

¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué bramas contra mí? Espera a Dios; porque aún tengo de alabar a quien es la salud de mi rostro, y el Dios mío.

Plegaria pidiendo vindicación y liberación

43 Júzgame, oh Dios, y defiende mi causa;

Líbrame de gente impía, y del hombre engañoso e inicuo.

Pues que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has desechado?

¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?

Envía tu luz y tu verdad; estas me guiarán;

Me conducirán a tu santo monte,

Y a tus moradas.

Entraré al altar de Dios,

Al Dios de mi alegría y de mi gozo;

Y te alabaré con arpa, oh Dios, Dios mío.

¿Por qué te abates, oh alma mía,

Y por qué te turbas dentro de mí?

Espera en Dios; porque aún he de alabarle,

Salvación mía y Dios mío.

Salmo de Asaf.

Ciertamente bueno es Dios a Israel, a los limpios de corazón.

En cuanto a mí, casi se apartaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos.

Porque me enojé contra los locos, viendo la paz de los impíos.

Porque no hay ataduras para su muerte; antes su fortaleza está entera.

No pasan trabajos como otros seres humanos; ni son azotados con los hombres.

Por tanto, la soberbia los corona; se cubren de vestido de violencia.

Sus ojos están salidos de gruesos; logran con creces los antojos del corazón.

Se soltaron, y hablan con maldad de hacer violencia; hablan con altanería.

Ponen contra el cielo su boca, y su lengua pasea la tierra.

10 Por eso su pueblo volverá aquí, y aguas de lleno le son exprimidas.

11 Y dirán: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en lo más alto?

12 He aquí estos impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.

13 Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en limpieza;

14 y he sido azotado todo el día, y castigado por las mañanas:

15 ¶ Si dijera yo, hablaré como ellos; he aquí habría negado la generación de tus hijos:

16 Pensaré pues para entender esto; es a mis ojos duro trabajo.

17 Hasta que venga al santuario de Dios, entonces entenderé la postrimería de ellos.

18 Ciertamente los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer.

19 ¡Cómo han sido asolados! ¡Cuán en un punto! Se acabaron, fenecieron con turbaciones.

20 Como sueño del que despierta, así, Señor, cuando despertares, menospreciarás sus apariencias.

21 ¶ Se desazonó a la verdad mi corazón, y en mis riñones sentía punzadas.

22 Mas yo era ignorante, y no entendía; era como una bestia acerca de ti.

23 Con todo, yo siempre estuve contigo; trabaste de mi mano derecha.

24 Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás con gloria.

25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.

26 Mi carne y mi corazón desfallecen; la fuerza de mi corazón es que mi porción es Dios para siempre.

27 Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; cortas a todo aquel que fornica de ti.

28 Y en cuanto a mí, el acercarme a Dios me es el bien; he puesto en el Señor DIOS mi esperanza, para contar todas tus obras.

LIBRO III

El destino de los malos

Salmo de Asaf.

73 Ciertamente es bueno Dios para con Israel,

Para con los limpios de corazón.

En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies;

Por poco resbalaron mis pasos.

Porque tuve envidia de los arrogantes,

Viendo la prosperidad de los impíos.

Porque no tienen congojas por su muerte,

Pues su vigor está entero.

No pasan trabajos como los otros mortales,

Ni son azotados como los demás hombres.

Por tanto, la soberbia los corona;

Se cubren de vestido de violencia.

Los ojos se les saltan de gordura;

Logran con creces los antojos del corazón.

Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia;

Hablan con altanería.

Ponen su boca contra el cielo,

Y su lengua pasea la tierra.

10 Por eso Dios hará volver a su pueblo aquí,

Y aguas en abundancia serán extraídas para ellos.

11 Y dicen: ¿Cómo sabe Dios?

¿Y hay conocimiento en el Altísimo?

12 He aquí estos impíos,

Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.

13 Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón,

Y lavado mis manos en inocencia;

14 Pues he sido azotado todo el día,

Y castigado todas las mañanas.

15 Si dijera yo: Hablaré como ellos,

He aquí, a la generación de tus hijos engañaría.

16 Cuando pensé para saber esto,

Fue duro trabajo para mí,

17 Hasta que entrando en el santuario de Dios,

Comprendí el fin de ellos.

18 Ciertamente los has puesto en deslizaderos;

En asolamientos los harás caer.

19 ¡Cómo han sido asolados de repente!

Perecieron, se consumieron de terrores.

20 Como sueño del que despierta,

Así, Señor, cuando despertares, menospreciarás su apariencia.

21 Se llenó de amargura mi alma,

Y en mi corazón sentía punzadas.

22 Tan torpe era yo, que no entendía;

Era como una bestia delante de ti.

23 Con todo, yo siempre estuve contigo;

Me tomaste de la mano derecha.

24 Me has guiado según tu consejo,

Y después me recibirás en gloria.

25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?

Y fuera de ti nada deseo en la tierra.

26 Mi carne y mi corazón desfallecen;

Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.

27 Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán;

Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta.

28 Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien;

He puesto en Jehová el Señor mi esperanza,

Para contar todas tus obras.

De David.

Bendice, alma mía al SEÑOR; y todas mis entrañas al Nombre de su santidad.

Bendice, alma mía, al SEÑOR, y no olvides ninguno de sus beneficios:

el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades,

el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordia;

el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.

¶ El SEÑOR es el que hace justicia y derecho a todos los que padecen violencia.

Sus caminos notificó a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras.

Misericordioso y clemente es el SEÑOR; lento para la ira, y grande en misericordia.

No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo.

10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades; ni nos ha pagado conforme a nuestras iniquidades.

11 Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su misericordia sobre los que le temen.

12 Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.

13 Como el padre tiene misericordia de los hijos, tiene misericordia el SEÑOR de los que le temen.

14 Porque él conoce nuestra condición; se acuerda que somos polvo.

15 El varón, como la hierba son sus días, florece como la flor del campo,

16 que pasó el viento por ella, y pereció; y su lugar no la conoce más.

17 Mas la misericordia del SEÑOR desde el siglo y hasta el siglo sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos;

18 sobre los que guardan su pacto, y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.

19 ¶ El SEÑOR afirmó en los cielos su trono; y su reino domina sobre todos.

20 Bendecid al SEÑOR sus ángeles valientes de fuerza, que efectúan su palabra escuchando la voz de su palabra.

21 Bendecid al SEÑOR todos sus ejércitos, sus ministros, que hacen su voluntad.

22 Bendecid al SEÑOR todas sus obras en todos los lugares de su señorío. Bendice, alma mía al SEÑOR.

Alabanza por las bendiciones de Dios

Salmo de David.

103 Bendice, alma mía, a Jehová,

Y bendiga todo mi ser su santo nombre.

Bendice, alma mía, a Jehová,

Y no olvides ninguno de sus beneficios.

Él es quien perdona todas tus iniquidades,

El que sana todas tus dolencias;

El que rescata del hoyo tu vida,

El que te corona de favores y misericordias;

El que sacia de bien tu boca

De modo que te rejuvenezcas como el águila.

Jehová es el que hace justicia

Y derecho a todos los que padecen violencia.

Sus caminos notificó a Moisés,

Y a los hijos de Israel sus obras.

Misericordioso y clemente es Jehová;(A)

Lento para la ira, y grande en misericordia.

No contenderá para siempre,

Ni para siempre guardará el enojo.

10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,

Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.

11 Porque como la altura de los cielos sobre la tierra,

Engrandeció su misericordia sobre los que le temen.

12 Cuanto está lejos el oriente del occidente,

Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.

13 Como el padre se compadece de los hijos,

Se compadece Jehová de los que le temen.

14 Porque él conoce nuestra condición;

Se acuerda de que somos polvo.

15 El hombre, como la hierba son sus días;

Florece como la flor del campo,

16 Que pasó el viento por ella, y pereció,

Y su lugar no la conocerá más.

17 Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen,

Y su justicia sobre los hijos de los hijos;

18 Sobre los que guardan su pacto,

Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.

19 Jehová estableció en los cielos su trono,

Y su reino domina sobre todos.

20 Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles,

Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra,

Obedeciendo a la voz de su precepto.

21 Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos,

Ministros suyos, que hacéis su voluntad.

22 Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras,

En todos los lugares de su señorío.

Bendice, alma mía, a Jehová.

Canción de las gradas: de David.

¡Mirad cuán bueno y cuán suave es habitar los hermanos igualmente en uno!

Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, que desciende sobre el borde de sus vestiduras;

como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion. Porque allí envía el SEÑOR bendición, y vida eterna.

La bienaventuranza del amor fraternal

Cántico gradual; de David.

133 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es

Habitar los hermanos juntos en armonía!

Es como el buen óleo sobre la cabeza,

El cual desciende sobre la barba,

La barba de Aarón,

Y baja hasta el borde de sus vestiduras;

Como el rocío de Hermón,

Que desciende sobre los montes de Sion;

Porque allí envía Jehová bendición,

Y vida eterna.

13 ¶ El hijo sabio toma el castigo del padre; mas el burlador no escucha la reprensión.

¶ Del fruto de su boca el hombre comerá bien; mas el alma de los prevaricadores morirá de hambre.

¶ El que guarda su boca guarda su alma; mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.

¶ El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será engordada.

¶ El justo aborrece la palabra de mentira; mas el impío se hace odioso y abominable.

¶ La justicia guarda al de perfecto camino; mas la impiedad trastornará al pecador.

¶ Hay quienes se hacen ricos, y no tienen nada; y hay quienes se hacen pobres, y tienen muchas riquezas.

¶ El rescate de la vida del hombre son sus riquezas; pero el pobre no oye censuras.

¶ La luz de los justos se alegrará; mas se apagará la lámpara de los impíos.

10 ¶ Ciertamente la soberbia dará a luz contienda; mas con los avisados es la sabiduría.

11 ¶ Las riquezas de vanidad disminuirán; pero el que recoge trabajando las aumentará.

12 ¶ La esperanza que se prolonga, es tormento del corazón; mas árbol de vida es el deseo cumplido.

13 ¶ El que menosprecia la palabra, perecerá por ello; mas el que teme el mandamiento, será recompensado.

14 ¶ La ley al sabio es manantial de vida, para apartarse de los lazos de la muerte.

15 ¶ El buen entendimiento conciliará gracia; mas el camino de los prevaricadores es duro.

16 ¶ Todo hombre cuerdo obra con sabiduría; mas el loco manifestará su locura.

17 ¶ El mal mensajero caerá en mal; mas el mensajero fiel es medicina.

18 ¶ Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el castigo; mas el que guarda la corrección, será honrado.

19 ¶ El deseo cumplido deleita el alma; pero apartarse del mal es abominación a los locos.

20 ¶ El que anda con los sabios, sabio será; mas el que se allega a los locos, será destruido.

21 ¶ Mal perseguirá a los pecadores; mas a los justos les será retribuido bien.

22 ¶ El bueno dejará herencia a los hijos de los hijos; y el haber del pecador, para el justo está guardado.

23 ¶ En el barbecho de los pobres hay mucho pan; mas se pierde por falta de juicio.

24 ¶ El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, madruga a castigarlo.

25 ¶ El justo come hasta saciar su alma; mas el vientre de los impíos tendrá necesidad.

13 El hijo sabio recibe el consejo del padre;

Mas el burlador no escucha las reprensiones.

Del fruto de su boca el hombre comerá el bien;

Mas el alma de los prevaricadores hallará el mal.

El que guarda su boca guarda su alma;

Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.

El alma del perezoso desea, y nada alcanza;

Mas el alma de los diligentes será prosperada.

El justo aborrece la palabra de mentira;

Mas el impío se hace odioso e infame.

La justicia guarda al de perfecto camino;

Mas la impiedad trastornará al pecador.

Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada;

Y hay quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas riquezas.

El rescate de la vida del hombre está en sus riquezas;

Pero el pobre no oye censuras.

La luz de los justos se alegrará;

Mas se apagará la lámpara de los impíos.

10 Ciertamente la soberbia concebirá contienda;

Mas con los avisados está la sabiduría.

11 Las riquezas de vanidad disminuirán;

Pero el que recoge con mano laboriosa las aumenta.

12 La esperanza que se demora es tormento del corazón;

Pero árbol de vida es el deseo cumplido.

13 El que menosprecia el precepto perecerá por ello;

Mas el que teme el mandamiento será recompensado.

14 La ley del sabio es manantial de vida

Para apartarse de los lazos de la muerte.

15 El buen entendimiento da gracia;

Mas el camino de los transgresores es duro.

16 Todo hombre prudente procede con sabiduría;

Mas el necio manifestará necedad.

17 El mal mensajero acarrea desgracia;

Mas el mensajero fiel acarrea salud.

18 Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo;

Mas el que guarda la corrección recibirá honra.

19 El deseo cumplido regocija el alma;

Pero apartarse del mal es abominación a los necios.

20 El que anda con sabios, sabio será;

Mas el que se junta con necios será quebrantado.

21 El mal perseguirá a los pecadores,

Mas los justos serán premiados con el bien.

22 El bueno dejará herederos a los hijos de sus hijos;

Pero la riqueza del pecador está guardada para el justo.

23 En el barbecho de los pobres hay mucho pan;

Mas se pierde por falta de juicio.

24 El que detiene el castigo, a su hijo aborrece;

Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.

25 El justo come hasta saciar su alma;

Mas el vientre de los impíos tendrá necesidad.