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LIBRO I

El justo y los pecadores

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,

Ni estuvo en camino de pecadores,

Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;

Sino que en la ley de Jehová está su delicia,

Y en su ley medita de día y de noche.

Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,(A)

Que da su fruto en su tiempo,

Y su hoja no cae;

Y todo lo que hace, prosperará.

No así los malos,

Que son como el tamo que arrebata el viento.

Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio,

Ni los pecadores en la congregación de los justos.

Porque Jehová conoce el camino de los justos;

Mas la senda de los malos perecerá.

Libro I(A)

Dichoso es quien
    no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en la senda de los pecadores,
    ni se sienta en la reunión de los burladores,
sino que en la Ley del Señor se deleita
    y día y noche medita en ella.
Es como el árbol plantado a la orilla de un río
    que, cuando llega su tiempo, da fruto
y sus hojas jamás se marchitan.
    Todo cuanto hace prospera.

En cambio, los malvados
    son como paja arrastrada por el viento.
Por eso no se sostendrán los malvados en el juicio
    ni los pecadores en la asamblea de los justos.

Porque el Señor cuida el camino de los justos,
    mas la senda de los malvados lleva a la perdición.

Felicidad verdadera

Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni va por el camino de los pecadores,
ni hace causa común con los que se burlan de Dios,
sino que pone su amor en la ley del Señor
y en ella medita noche y día.
Ese hombre es como un árbol
plantado a la orilla de un río,
que da su fruto a su tiempo
y jamás se marchitan sus hojas.
¡Todo lo que hace, le sale bien!

Con los malvados no pasa lo mismo,
pues son como paja que se lleva el viento.
Por eso los malvados caerán bajo el juicio de Dios
y no tendrán parte en la comunidad de los justos.
El Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malos lleva al desastre.