Salmos 108:1-6
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(A)(B)Cántico. Salmo de David.
108 Firme está, oh Dios, mi corazón.
¡Voy a cantarte y entonarte salmos, gloria mía!
2 ¡Despierten, lira y arpa!
¡Haré despertar al nuevo día!
3 Te alabaré, Señor, entre los pueblos;
te cantaré salmos entre las naciones.
4 Pues tu gran amor es tan grande que rebasa los cielos
y tu verdad llega hasta las nubes.
5 ¡Sé exaltado, oh Dios, sobre los cielos!
¡Alza tu gloria sobre toda la tierra!
6 Sálvanos con tu diestra y respóndenos,
para que tu pueblo amado quede a salvo.
Salmos 112
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112 ¡Aleluya!
Álef
Dichoso el que teme al Señor,
Bet
el que halla gran deleite en sus mandamientos.
Guímel
2 Su descendencia será poderosa en la tierra;
Dálet
la generación de los justos será bendecida.
He
3 En su casa habrá abundantes riquezas
Vav
y para siempre permanecerá su justicia.
Zayin
4 Para los justos la luz brilla en las tinieblas;
Jet
para los que son misericordiosos, compasivos y justos.
Tet
5 Bien le va al que presta con generosidad,
Yod
y maneja sus negocios con justicia.
Lámed
6 El justo jamás caerá;
Caf
su recuerdo permanecerá para siempre.
Mem
7 No temerá recibir malas noticias;
Nun
su corazón estará firme, confiado en el Señor.
Sámej
8 Su corazón estará seguro, sin temor alguno,
Ayin
y al final verá derrotados a sus adversarios.
Pe
9 Reparte sus bienes entre los pobres;
Tsade
su justicia permanece para siempre;
Qof
su poder[a] será gloriosamente exaltado.
Resh
10 El malvado verá esto y se irritará;
Shin
rechinará los dientes y se irá consumiendo.
Tav
¡Los deseos de los malvados se frustrarán!
Footnotes
- 112:9 poder. Lit. cuerno.
Éxodo 2:1-11
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Nacimiento de Moisés
2 Hubo un levita que tomó por esposa a una mujer de su propia tribu. 2 La mujer quedó embarazada y tuvo un hijo, y al verlo tan hermoso lo escondió durante tres meses. 3 Cuando ya no pudo seguir ocultándolo, preparó una cesta de papiro, la embadurnó con brea y asfalto. Después puso en ella al niño y fue a dejar la cesta entre los juncos que había a la orilla del Nilo. 4 Pero la hermana del niño se quedó a cierta distancia para ver qué pasaría con él.
5 En eso, la hija del faraón bajó a bañarse en el Nilo. Sus doncellas, mientras tanto, se paseaban por la orilla del río. De pronto, la hija del faraón vio la cesta entre los juncos y ordenó a una de sus esclavas que fuera por ella. 6 Cuando la hija del faraón abrió la cesta y vio allí dentro un niño que lloraba, le tuvo compasión y exclamó:
—¡Es un niño hebreo!
7 La hermana del niño preguntó entonces a la hija del faraón:
—¿Quiere usted que vaya y llame a una nodriza hebrea, para que críe al niño por usted?
8 —Ve a llamarla —contestó.
La muchacha fue y trajo a la madre del niño, 9 y la hija del faraón le dijo:
—Llévate a este niño y críamelo. Yo te pagaré por hacerlo.
Fue así como la madre del niño se lo llevó y lo crio. 10 Ya crecido el niño, se lo llevó a la hija del faraón y ella lo adoptó como hijo suyo; además, le puso por nombre Moisés,[a] pues dijo: «¡Yo lo saqué del río!».
Huida de Moisés a Madián
11 Un día, cuando Moisés ya había crecido, fue a ver a sus hermanos de sangre y pudo observar sus penurias. De pronto, vio que un egipcio golpeaba a uno de sus hermanos, es decir, a un hebreo.
Read full chapterFootnotes
- 2:10 En hebreo, Moisés suena como el verbo que significa sacar.
1 Corintios 15:1-11
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La resurrección de Cristo
15 Ahora, hermanos, quiero recordarles las buenas noticias que les prediqué, las mismas que recibieron y en las cuales se mantienen firmes. 2 Mediante estas buenas noticias son salvos, si se aferran a la palabra que les prediqué. De otro modo, habrán creído en vano.
3 Porque ante todo[a] les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, 4 que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras, 5 que se apareció a Cefas y luego a los doce. 6 Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos han muerto.[b] 7 Luego se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles, 8 y por último, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí.
9 Admito que yo soy el más insignificante de los apóstoles y que ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy y la gracia que él me concedió no se quedó sin fruto. Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. 11 En fin, ya sea que se trate de mí o de ellos, esto es lo que predicamos y esto es lo que ustedes han creído.
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