Salmos 1:2-3
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2 sino que en la Ley del Señor se deleita
y día y noche medita en ella.
3 Es como el árbol plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto
y sus hojas jamás se marchitan.
Todo cuanto hace prospera.
Salmos 119:72
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72 Para mí es más valiosa tu Ley
que miles de piezas de oro y plata.
Salmos 119:97
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Salmos 119:103
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103 ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!
¡Son más dulces que la miel a mi boca!
Salmos 119:127
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127 Por eso yo amo tus mandamientos
más que el oro, sí, más que el oro puro.
Salmos 119:162
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162 Yo me regocijo en tu promesa
como quien halla un gran botín.
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