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13 Lo mismo nosotros: a poco de nacer ya dejamos de existir;
no hemos dejado ninguna huella de virtud,
pues nos hemos consumido en nuestra maldad.»

14 En realidad, la esperanza del malvado
es como paja que arrebata el viento,
como espuma ligera que la tempestad arrastra;
se desvanece como humo llevado por el viento
y pasa como el recuerdo de un viajero
que solamente se hospedó una noche.

Los buenos viven eternamente

15 Los buenos viven eternamente;
su recompensa está en las manos del Señor;
el Altísimo cuida de ellos.

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