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Los egipcios agradecían a tu pueblo
por no aprovecharse de esa oscuridad
para vengarse de los malos tratos recibidos,
y también le pedían perdón
por haberlo tratado con tanta maldad.

A tu pueblo, en vez de las tinieblas,
le diste una columna de fuego,
que fue como un sol que los guió
durante su marcha victoriosa
sin causarles ningún daño.

Los egipcios se quedaron sin luz,
porque esclavizaron a tus hijos,
que son los encargados de llevar al mundo
el mensaje maravilloso de tu ley.

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