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El fuego no tenía fuerza suficiente para darles luz,
ni el resplandor brillante de los astros
lograba iluminar aquella horrible noche.
Para ellos brillaba solamente
un fuego que los espantaba y que ardía por sí solo;
y era tal el miedo, que cuando la visión desaparecía de su vista
todavía les parecía más terrible.
Los trucos de la magia fracasaron,
y la ciencia de que presumían quedó en ridículo,

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