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Ellos murieron picados por langostas y mosquitos,
sin hallar un remedio para salvar su vida.
Al fin y al cabo merecían tal castigo.
10 Tus hijos, en cambio, no fueron vencidos
ni aun por los colmillos de las serpientes venenosas,
porque tu misericordia vino en su ayuda y los salvó.
11 Ellos eran mordidos y sanados inmediatamente
para que recordaran tus palabras,
para que no olvidaran fácilmente
ni se hicieran insensibles a tus beneficios.

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