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Los asustaste un poco, para que escarmentaran,
pero les diste una señal de salvación,
para que recordaran los mandatos de tu ley.
Quien se volvía hacia aquella señal, se salvaba,
no en virtud de la señal misma que veía,
sino gracias a ti, salvador de todos.
De ese modo mostraste a nuestros enemigos
que eres tú quien libra de todo mal.

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