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18 Unas veces las llamas disminuían,
para no destruir a los animales enviados contra los impíos,
y para que éstos comprendieran, al ver tal fenómeno,
que la justicia de Dios los perseguía.
19 Otras veces, aun en medio del agua,
la llama ardía con más fuerza que cualquier fuego,
para destruir las cosechas de aquella nación malvada.
20 A tu pueblo, en cambio,
le diste a comer alimento de ángeles.
Sin que tuvieran que trabajar,
les enviaste desde el cielo
un pan listo ya para comer, que podía agradar a todos
y era apropiado a todos los gustos.

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