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16 Los malvados,
que no quisieron reconocerte,
fueron golpeados por tu brazo poderoso.
Fueron perseguidos por terribles tormentas
y por un granizo destructor;
el fuego los carbonizó a todos.
17 El agua debió apagar el fuego,
pero más bien le dio fuerza.
¡La naturaleza peleó
a favor de los buenos!

18 A veces el fuego disminuía,
para no destruir a los animales
que enviaste contra los malos.
Eso les sirvió de lección a los malvados
para que se dieran cuenta
que la justicia de Dios los perseguía.

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