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Aunque pequemos, somos tuyos;
reconocemos que eres poderoso.
Tú eres nuestro dueño,
por eso no queremos pecar contra ti.

Obtenemos la salvación completa
cuando llegamos a conocerte.
El principio de la vida eterna
consiste en reconocer tu poder.

A nosotros no nos engañan
esos ídolos inventados
por artistas chambones
que los pintan de todos colores.

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