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30 Pero serán condenados por dos razones:
por tener una falsa idea de Dios, dando culto a los ídolos,
y por jurar contra la verdad y la justicia,
despreciando cuanto hay de más sagrado.
31 No es que los ídolos, por quienes juran, tengan poder alguno,
sino que el castigo reservado a los pecadores
cae siempre sobre los que cometen actos malos.

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