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pero es tu providencia, Padre, quien la guía,
pues tú trazaste un camino en el mar
y un sendero seguro entre las olas,
demostrando así que puedes salvar de cualquier peligro,
para que aun el más inexperto pueda embarcarse.
No quieres que sea inútil lo hecho con tu sabiduría;
por eso, los hombres confían su vida a un débil barco de madera,
en el que cruzan las olas
y llegan a tierra sanos y salvos.

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