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Dios nuestro,
tú decidiste que nuestros antepasados
destruyeran a esos malvados padres
que mataban a sus niños indefensos.
Todo esto lo hiciste
para que este país,
que es tu preferido,
fuera habitado por tus hijos.

Dios nuestro,
tú fuiste bondadoso con los cananeos,
los que antes habitaron la tierra prometida;
bien sabías que eran simples seres humanos.

Antes de enviar a tu ejército,
dejaste que los atacaran avispas;
así los castigaste poco a poco.

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