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en castigo por su orden de matar a los niños.
A tu pueblo, en cambio, sin que lo esperara,
le diste agua en abundancia.
Así, haciendo que entonces pasara sed,
le mostraste cómo habías castigado a sus enemigos.
Al sufrir la prueba, aunque era una corrección hecha con amor,
conoció los tormentos que sufren los malvados,
cuando tú, enojado, los castigas.

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