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Entonces le dijo Noemí su suegra:

—Hija mía, ¿no habré de buscar para ti un hogar para que te vaya bien? Y ahora, ¿acaso Boaz, con cuyas criadas has estado, no es nuestro pariente? He aquí que esta noche él aventará la cebada en la era. Lávate, perfúmate, ponte tu vestido y baja a la era. Pero no te des a conocer al hombre, hasta que él haya acabado de comer y de beber. Cuando él se acueste, observa el lugar donde se acuesta y anda, destapa un sitio a sus pies y acuéstate allí. Y él te dirá lo que debes hacer.

Y ella le respondió:

—Haré todo lo que me dices.

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Entonces dijo al pariente redentor:

—Noemí, que ha vuelto de los campos de Moab, vende la parte del campo que tuvo nuestro hermano Elimelec. Yo pensé hacértelo saber y decirte que la adquieras, en presencia de los que están sentados aquí y en presencia de los ancianos de mi pueblo. Si quieres redimir, redime. Si no quieres redimir, decláramelo para que yo lo sepa; porque no hay otro que pueda redimir excepto tú, y yo después de ti.

Él le respondió:

—Yo redimiré.

Entonces Boaz dijo:

—El mismo día que adquieras el campo de manos de Noemí, deberás también adquirir a Rut[a] la moabita, mujer del difunto, para restaurar el nombre del difunto a su heredad.

Entonces el pariente redentor respondió:

—No puedo redimir para mí, no sea que perjudique mi propia heredad. Redime tú para ti lo que yo debería redimir porque yo no puedo redimirlo.

Había desde antaño la costumbre en Israel, tocante a la redención y las transacciones, que para dar vigencia a cualquier asunto uno se quitaba la sandalia y la daba al otro. Y esto servía de testimonio en Israel. Y el pariente redentor dijo a Boaz:

—Adquiérelo tú.

Luego se quitó la sandalia.

Entonces Boaz dijo a los ancianos y a todo el pueblo:

—Ustedes son testigos hoy de que adquiero de mano de Noemí todas las cosas que pertenecieron a Elimelec y todo lo de Quelión y de Majlón, 10 y de que también adquiero, para que sea mi mujer, a Rut la moabita, que fuera mujer de Majlón, para restaurar el nombre del difunto a su heredad, a fin de que el nombre del difunto no se borre de entre sus hermanos ni de la puerta de su ciudad. Ustedes son testigos hoy.

11 Todos los del pueblo que estaban presentes en la puerta con los ancianos dijeron:

—Somos testigos. El SEÑOR haga a la mujer que entra en tu casa, como a Raquel y a Lea, quienes juntas edificaron la casa de Israel. ¡Que te hagas poderoso en Efrata y tengas renombre en Belén! 12 Con los descendientes que el SEÑOR te dé por medio de esta joven, sea tu casa como la casa de Fares, el cual Tamar dio a Judá.

Dulce final de la historia

13 Boaz tomó a Rut y ella fue su mujer. Él se unió a ella, y el SEÑOR le concedió que concibiera y diera a luz un hijo. 14 Entonces las mujeres decían a Noemí:

—¡Alabado sea el SEÑOR, que hizo que no te faltara hoy un pariente redentor! ¡Que su nombre sea celebrado en Israel! 15 Él restaurará tu vida y sustentará tu vejez porque tu nuera, que te ama y te es mejor que siete hijos, lo ha dado a luz.

16 Noemí tomó al niño, lo puso en su seno y fue su ama. 17 Y las vecinas le dieron nombre diciendo:

—¡Un hijo le ha nacido a Noemí!

Y le pusieron por nombre Obed[b]. Él fue el padre de Isaí, padre de David.

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Footnotes

  1. Rut 4:5 Según Peshita y Vulgata; heb., de significado oscuro.
  2. Rut 4:17 Significa siervo, es decir, de Dios.