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15 Luego le dijo:

— Trae el manto que llevas y sujétalo.

Mientras ella lo sujetó, él echó unos ciento treinta kilos de cebada y le ayudó a cargarlos. Luego Rut se fue a la ciudad. 16 Cuando llegó a casa de su suegra, esta le preguntó:

— ¿Qué tal, hija mía?

Rut le contó todo lo que Boaz había hecho por ella, 17 y añadió:

— También me ha dado toda esta cebada y me ha dicho: “No quiero que vuelvas a casa de tu suegra con las manos vacías”.

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