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Pero no es que la palabra de Dios haya fallado(A). Porque no todos los descendientes de Israel son Israel(B); ni son todos hijos por ser descendientes[a] de Abraham(C), sino que «por Isaac será llamada tu descendencia[b](D)». Esto es, no son los hijos de la carne los que son hijos de Dios(E), sino que los hijos de la promesa son considerados como descendientes[c](F).

Porque la palabra de promesa es esta: «Por este tiempo volveré, y Sara tendrá un hijo(G)». 10 Y no solo esto(H), sino que también Rebeca concibió mellizos de uno, nuestro padre Isaac(I). 11 Porque cuando aún los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a Su elección permaneciera, no por las obras, sino por Aquel que llama(J), 12 se le dijo a Rebeca: «El mayor servirá al menor(K)». 13 Tal como está escrito: «A Jacob amé, pero a Esaú aborrecí(L)».

Dios no es injusto

14 ¿Qué diremos entonces(M)? ¿Qué hay injusticia en Dios(N)? ¡De ningún modo(O)! 15 Porque Él dice a Moisés: «Tendré misericordia del que Yo tenga misericordia, y tendré compasión del que Yo tenga compasión(P)». 16 Así que no depende del que quiere ni del que corre(Q), sino de Dios que tiene misericordia(R).

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Footnotes

  1. Romanos 9:7 Lit. simiente.
  2. Romanos 9:7 Lit. simiente.
  3. Romanos 9:8 Lit. simiente.