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11 Porque el pecado se aprovechó del mandamiento para engañarme y, valiéndose de él, me causó la muerte.

12 La ley, ciertamente, es santa. Y los mandamientos son santos, justos y buenos. 13 Entonces, algo bueno en sí mismo ¿se habrá convertido en mortífero para mí? ¡De ningún modo! Lo que sucede es que el pecado, para demostrar que lo es verdaderamente, me causó la muerte sirviéndose de algo bueno. Y así, con ayuda del mandamiento, el pecado se convierte en algo sobremanera mortífero.

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