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16 Y si los primeros panes están consagrados a Dios, lo está toda la masa; si está consagrada la raíz, lo están también las ramas. 17 Es verdad que algunas ramas fueron desgajadas y que entre las que quedaban has sido injertado tú, que eras olivo silvestre, compartiendo así la raíz y la savia del olivo. 18 Pero no vayas a creerte mejor que las ramas originales; en cualquier caso, a la hora de presumir, recuerda que no eres tú quien sostiene a la raíz, sino ella la que te sostiene a ti.

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