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10 Hermanos, el deseo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel es para salvación. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo por Dios, pero no de acuerdo con un conocimiento pleno. Pues, ignorando la justicia de Dios y procurando establecer su propia justicia, no se han sujetado a la justicia de Dios. Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

Salvación para todos los hombres

Moisés escribe de la justicia que es por la ley: El hombre que haga estas cosas vivirá por ellas[a]. Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón, “¿Quién subirá al cielo?”[b] (esto es, para hacer descender a Cristo) ni “¿Quién descenderá al abismo?”[c] (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). Más bien, ¿qué dice?: Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón[d].

Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y si crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se hace confesión para salvación. 11 Porque la Escritura dice: Todo aquel que cree en él no será avergonzado[e]. 12 Porque no hay distinción entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos es rico para con todos los que lo invocan. 13 Porque todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo[f].

14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán a aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 15 ¿Y cómo predicarán sin que sean enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de las cosas buenas![g].

16 Pero no todos obedecieron el evangelio, porque Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje?[h]. 17 Por esto, la fe es por el oír, y el oír por la palabra de Cristo[i].

La desobediencia de Israel

18 Pero pregunto: ¿Acaso no oyeron? ¡Claro que sí!

Por toda la tierra ha salido la voz de ellos;

y hasta los confines del mundo, sus palabras[j].

19 Pero pregunto: ¿Acaso no comprendió Israel? Moisés fue el primero en decir:

Yo les provocaré a celos

con un pueblo que no es mío;

con una nación sin entendimiento

les provocaré a enojo[k].

20 También Isaías se atreve a decir:

Fui hallado entre los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí[l].

21 Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo desobediente y rebelde[m].

19 Entonces, ¿para qué existe la ley? Fue dada por causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a quien había sido hecha la promesa. Y esta ley fue promulgada por medio de ángeles, por mano de un mediador. 20 Y el mediador no es de uno solo, pero Dios es uno.

21 Por consecuencia, ¿es la ley contraria a las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Porque si hubiera sido dada una ley capaz de vivificar, entonces la justicia sería por la ley. 22 No obstante, la Escritura lo encerró todo bajo pecado para que la promesa fuera dada por la fe en Jesucristo a los que creen. 23 Pero antes que viniera la fe estábamos custodiados bajo la ley, reservados para la fe que había de ser revelada.

24 De manera que la ley ha sido nuestro tutor para llevarnos a Cristo, para que seamos justificados por la fe. 25 Pero, como ha venido la fe, ya no estamos bajo tutor.

26 Así que, todos son hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús

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