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La elección de Israel

Digo la verdad en Cristo, no miento, dándome testimonio mi conciencia(A) en el Espíritu Santo, de que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. Porque desearía[a] yo mismo ser anatema[b](B), separado de Cristo(C) por amor a mis hermanos, mis parientes según la carne(D). Porque son israelitas(E), a quienes pertenece la adopción como hijos(F), y la gloria(G), los pactos(H), la promulgación de la ley(I), el culto(J) y las promesas(K), de quienes son los patriarcas(L), y de quienes, según la carne, procede el Cristo[c](M), el cual está sobre todas las cosas(N), Dios(O) bendito por los siglos(P). Amén.

Pero no es que la palabra de Dios haya fallado(Q). Porque no todos los descendientes de Israel son Israel(R); ni son todos hijos por ser descendientes[d] de Abraham(S), sino que «por Isaac será llamada tu descendencia[e](T)». Esto es, no son los hijos de la carne los que son hijos de Dios(U), sino que los hijos de la promesa son considerados como descendientes[f](V).

Porque la palabra de promesa es esta: «Por este tiempo volveré, y Sara tendrá un hijo(W)». 10 Y no solo esto(X), sino que también Rebeca concibió mellizos de uno, nuestro padre Isaac(Y). 11 Porque cuando aún los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a Su elección permaneciera, no por las obras, sino por Aquel que llama(Z), 12 se le dijo a Rebeca: «El mayor servirá al menor(AA)». 13 Tal como está escrito: «A Jacob amé, pero a Esaú aborrecí(AB)».

Dios no es injusto

14 ¿Qué diremos entonces(AC)? ¿Qué hay injusticia en Dios(AD)? ¡De ningún modo(AE)! 15 Porque Él dice a Moisés: «Tendré misericordia del que Yo tenga misericordia, y tendré compasión del que Yo tenga compasión(AF)». 16 Así que no depende del que quiere ni del que corre(AG), sino de Dios que tiene misericordia(AH). 17 Porque la Escritura dice a Faraón: «Para esto mismo te he levantado, para demostrar Mi poder en ti, y para que Mi nombre sea proclamado por[g] toda la tierra(AI)». 18 Así que Dios tiene misericordia, del que quiere y al que quiere endurece(AJ).

19 Me dirás entonces(AK): «¿Por qué, pues, todavía reprocha[h] Dios(AL)? Porque ¿quién resiste a Su voluntad(AM)?». 20 Al contrario, ¿quién eres tú, oh hombre, que le contestas a Dios(AN)? ¿Dirá acaso el objeto modelado al que lo modela: «Por qué me hiciste así(AO)?». 21 ¿O no tiene el alfarero derecho sobre el barro de hacer de la misma masa un vaso para uso honorable y otro para uso ordinario? 22 ¿Y qué, si Dios, aunque dispuesto a demostrar Su ira y hacer notorio Su poder, soportó con mucha paciencia(AP) a los vasos de ira preparados para destrucción(AQ)?

23 Lo hizo para dar a conocer las riquezas de Su gloria(AR) sobre los vasos de misericordia(AS), que de antemano Él preparó para gloria(AT), 24 es decir, nosotros, a quienes también llamó(AU), no solo de entre los judíos, sino también de entre los gentiles(AV). 25 Como también dice en Oseas:

«A los que no eran Mi pueblo, llamaré: “pueblo Mío”,
Y a la que no era amada: “amada mía(AW)”.
26 Y sucederá que en el lugar donde se les dijo: “Ustedes no son Mi pueblo”,
Allí serán llamados hijos del Dios viviente(AX)».

27 Isaías también exclama en cuanto a Israel: «Aunque el número de los hijos de Israel sea como la arena del mar, solo el remanente(AY) será salvo(AZ); 28 porque el Señor ejecutará Su palabra sobre la tierra cabalmente[i] y con brevedad[j](BA)». 29 Y como Isaías predijo:

«Si el Señor de los ejércitos(BB) no nos hubiera dejado descendencia[k],
Hubiéramos llegado a ser como Sodoma, y hechos semejantes a Gomorra(BC)».

Razón del tropiezo de Israel

30 ¿Qué diremos entonces(BD)? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, alcanzaron justicia, es decir, la justicia que es por[l] fe(BE); 31 pero Israel, que iba tras una ley de justicia(BF), no alcanzó esa ley(BG). 32 ¿Por qué? Porque no iban tras ella por[m] fe, sino como por[n] obras. Tropezaron en la piedra de tropiezo(BH), 33 tal como está escrito:

«He aquí, pongo en Sión una piedra de tropiezo y roca de escandalo(BI);
Y el que crea en Él no será avergonzado(BJ)».

Footnotes

  1. Romanos 9:3 Lit. oraría.
  2. Romanos 9:3 I.e. maldito.
  3. Romanos 9:5 I.e. el Mesías.
  4. Romanos 9:7 Lit. simiente.
  5. Romanos 9:7 Lit. simiente.
  6. Romanos 9:8 Lit. simiente.
  7. Romanos 9:17 Lit. en.
  8. Romanos 9:19 O halla faltas.
  9. Romanos 9:28 Lit. terminándola.
  10. Romanos 9:28 Lit. abreviándola.
  11. Romanos 9:29 Lit. simiente.
  12. Romanos 9:30 Lit. de.
  13. Romanos 9:32 Lit. de.
  14. Romanos 9:32 Lit. de.

La elección soberana de Dios

Digo la verdad en Cristo; no miento. Mi conciencia me lo confirma en el Espíritu Santo. Me invade una gran tristeza y me embarga un continuo dolor. Desearía yo mismo ser maldecido y separado de Cristo por el bien de mis hermanos, los de mi propio pueblo, el pueblo de Israel. De ellos son la adopción como hijos, la gloria divina, los pactos, la Ley, el privilegio de adorar a Dios y el de contar con sus promesas. De ellos son los patriarcas y de ellos, según la naturaleza humana, nació Cristo, quien es Dios sobre todas las cosas. ¡Alabado sea por siempre![a] Amén.

Ahora bien, no digamos que la palabra de Dios ha fracasado. Lo que sucede es que no todos los que descienden de Israel son Israel. Tampoco por ser descendientes de Abraham son todos hijos suyos. Al contrario: «Tu descendencia se establecerá por medio de Isaac».[b] En otras palabras, los hijos de Dios no son los descendientes naturales; más bien, se considera descendencia de Abraham a los hijos de la promesa. Y la promesa es esta: «Dentro de un año volveré y para entonces Sara tendrá un hijo».[c]

10 No solo eso. También sucedió que los hijos de Rebeca tuvieron un mismo padre, que fue nuestro antepasado Isaac. 11 Sin embargo, antes de que los mellizos nacieran o hicieran algo bueno o malo, y para confirmar el propósito de la elección divina, 12 no con base en las obras, sino al llamado de Dios, se le dijo a ella: «El mayor servirá al menor».[d] 13 Y así está escrito: «Amé a Jacob, pero aborrecí a Esaú».[e]

14 ¿Qué concluiremos? ¿Acaso es Dios injusto? ¡De ninguna manera! 15 Es un hecho que a Moisés le dice:

«Tendré misericordia de quien quiera tenerla
    y seré compasivo con quien quiera serlo».[f]

16 Por lo tanto, la elección no depende del deseo ni del esfuerzo humano, sino de la misericordia de Dios. 17 Porque la Escritura le dice al faraón: «Te he levantado precisamente para mostrar en ti mi poder y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra».[g] 18 Así que Dios tiene misericordia de quien él quiere tenerla y endurece a quien él quiere endurecer.

19 Pero tú me dirás: «Entonces, ¿por qué todavía nos echa la culpa Dios? ¿Quién puede oponerse a su voluntad?». 20 Respondo: ¿Quién eres tú para pedirle cuentas a Dios? «Acaso le dirá la olla de barro al que la modeló: “¿Por qué me hiciste así?”».[h] 21 ¿No tiene derecho el alfarero de hacer del mismo barro unas vasijas para usos especiales y otras para fines ordinarios?

22 ¿Y qué si Dios, queriendo mostrar su ira y dar a conocer su poder, soportó con mucha paciencia a los que eran objeto de su castigo[i] y estaban destinados a la destrucción? 23 ¿Qué si lo hizo para dar a conocer sus gloriosas riquezas a los que eran objeto de su misericordia, y a quienes de antemano preparó para esa gloria? 24 Esos somos nosotros, a quienes Dios llamó no solo de entre los judíos, sino también de entre los no judíos. 25 Así lo dice Dios en el libro de Oseas:

«Llamaré “mi pueblo” a los que no son mi pueblo;
    y llamaré “mi amada” a la que no es mi amada».[j]
26 «Y sucederá que en el mismo lugar donde se les dijo:
    “Ustedes no son mi pueblo”,
serán llamados “hijos del Dios viviente”».[k]

27 Isaías, por su parte, proclama respecto a Israel:

«Aunque los israelitas sean tan numerosos
    como la arena del mar,
    solo el remanente será salvo;
28 porque plenamente y sin demora
    el Señor cumplirá su sentencia en la tierra».[l]

29 Así había dicho Isaías:

«Si el Señor de los Ejércitos
    no nos hubiera dejado descendientes,
seríamos ya como Sodoma,
    nos pareceríamos a Gomorra».[m]

Incredulidad de Israel

30 ¿Qué concluiremos? Pues que los no judíos, que no buscaban la justicia, la han alcanzado. Me refiero a la justicia que es por la fe. 31 En cambio Israel, que iba en busca de justicia a través de la Ley, no ha alcanzado esa justicia. 32 ¿Por qué no? Porque no la buscaron mediante la fe, sino mediante las obras, como si fuera posible alcanzarla así. Por eso tropezaron con la «piedra de tropiezo», 33 como está escrito:

«Miren, yo pongo en Sión una piedra de tropiezo
    y una roca que hace caer;
pero el que confíe en él no será defraudado».[n]

Footnotes

  1. 9:5 Cristo … siempre! Alt. Cristo. ¡Dios, que está sobre todas las cosas, sea alabado por siempre!
  2. 9:7 Gn 21:12.
  3. 9:9 Gn 18:10,14.
  4. 9:12 Gn 25:23.
  5. 9:13 Mal 1:2,3.
  6. 9:15 Éx 33:19.
  7. 9:17 Éx 9:16.
  8. 9:20 Is 29:16; 45:9.
  9. 9:22 objeto de su castigo. Lit. vasijas de ira.
  10. 9:25 Os 2:23.
  11. 9:26 Os 1:10.
  12. 9:28 Is 10:22,23.
  13. 9:29 Is 1:9.
  14. 9:33 Is 8:14; 28:16.

El pueblo de Dios

Yo creo en Jesucristo, y por eso digo la verdad. El Espíritu Santo me guía, y en lo más profundo de mi ser me asegura que no miento. Es verdad que estoy muy triste, y que en mi corazón siento un dolor que no me deja. Sufro por los judíos, que son mi pueblo, y quisiera ayudarlos. Yo estaría dispuesto a caer bajo la maldición de Dios, y a quedar separado de Cristo, si eso los ayudara a estar cerca de Dios. Ellos son el pueblo que Dios ha elegido. A ellos Dios les dio el derecho de ser sus hijos. Dios ha estado con ellos, y les ha mostrado su gran poder. Hizo pactos con ellos, y les dio su ley. Les enseñó a adorarlo de verdad, y también les hizo promesas. Ellos pertenecen al pueblo de Dios. Y el Mesías, como hombre, pertenece a ese mismo pueblo. Él gobierna sobre todas las cosas, y es Dios. ¡Alabado sea Dios por siempre! Amén.

No estoy diciendo que Dios no haya cumplido sus promesas con el pueblo de Israel. Pero no todos los judíos son realmente parte del pueblo de Israel, ni todos los descendientes de Abraham son verdaderos hijos de Abraham. Pues Dios le había dicho: «Tu descendencia vendrá por medio de Isaac.» 8-9 Esto significa que nadie es hijo de Dios sólo por pertenecer a cierta familia o raza. Al contrario, la verdadera familia de Abraham la forman todos los descendientes de Isaac. Porque Isaac fue quien nació para cumplir la promesa que Dios le hizo a Abraham: «Dentro de un año volveré, y para entonces Sara ya tendrá un hijo.»

10-12 Pero eso no es todo. Aun cuando los dos hijos de Rebeca eran de nuestro antepasado Isaac, Dios eligió sólo a uno de ellos para formar su pueblo. Antes de nacer, ninguno de los niños había hecho nada, ni bueno ni malo. Sin embargo, Dios le dijo a Rebeca que el mayor serviría al menor. Con esto Dios demostró que él elige a quien él quiere, de acuerdo con su plan. Así que la elección de Dios no depende de lo que hagamos. 13 Como dice la Biblia: «Preferí a Jacob, y no a Esaú.»

14 ¿Y por eso vamos a decir que Dios es injusto? ¡Claro que no! 15 Porque Dios le dijo a Moisés: «Yo tendré compasión de quien yo quiera tenerla.» 16 Así que la elección de Dios no depende de que alguien quiera ser elegido, o se esfuerce por serlo. Más bien, depende de que Dios le tenga compasión.

17 En la Biblia leemos que Dios le dijo al rey de Egipto: «Te hice rey, precisamente para mostrar mi poder por medio de todo lo que haré contigo, y para que todo el mundo me conozca.» 18 Así que todo depende de lo que Dios decida hacer: él se compadece de quien quiere, y a quien quiere lo vuelve terco.

El enojo y la compasión de Dios

19 Si alguien me dijera: «¿De qué nos va a culpar Dios, si nadie puede oponerse a sus deseos?», 20 yo le contestaría: «Amigo mío, tú no eres nadie para cuestionar las decisiones de Dios.» La olla de barro no puede quejarse con el que la hizo, de haberle dado esa forma. 21 El alfarero puede hacer con el barro lo que quiera. Con el mismo barro puede hacer una vasija para usarla en ocasiones especiales, y también una vasija de uso diario.

22 Algo parecido ha hecho Dios. Ha querido dar un ejemplo de castigo, para que todo el mundo conozca su poder. Por eso tuvo mucha paciencia con los que merecían ser castigados y destruidos. 23 Al mismo tiempo, demostró su gran amor y poder para salvarnos. Desde un principio nos tuvo compasión, y nos eligió para vivir con él. 24 Y no le importó que fuéramos judíos o no lo fuéramos. 25 Como dice Dios en el libro del profeta Oseas:

«A un pueblo que no me pertenece,
lo llamaré mi pueblo.
A un pueblo que no amo,
le mostraré mi amor.

26 »Y allí donde les dije:

“Ustedes no son mi pueblo”,
les diré:
“Ustedes son mi pueblo,
porque yo soy el Dios de la vida.”»

27 Además, el profeta Isaías dijo acerca de los israelitas:

«Aunque los israelitas sean tantos
como los granos de arena en la playa,
sólo unos cuantos serán salvados.

28 Muy pronto el Señor juzgará
a todos los habitantes de la tierra.»

29 Y, como el mismo Isaías dijo:

«Si el Dios todopoderoso
no hubiera salvado a unos pocos,
ahora mismo estaríamos
como las ciudades de Sodoma y Gomorra.»[a]

Israel y Cristo

30 ¿Qué más les puedo decir? Que aunque la gente de otros pueblos no estaba haciendo nada para que Dios los aceptara, él los aceptó porque confiaron en él. 31 En cambio, los israelitas fueron rechazados, porque trataban de cumplir la ley para que Dios los aceptara. 32 ¿Y por qué no fueron aceptados? Porque querían que Dios los aceptara por lo que hacían, y no por confiar sólo en él. Por eso Cristo fue para ellos como una piedra en la que tropezaron. 33 En la Biblia Dios dijo:

«Yo pongo en Jerusalén
una roca con la cual
muchos tropezarán y caerán.
Pero Dios no defraudará
a los que confíen en él.»

Footnotes

  1. Romanos 9:29 Sodoma y Gomorra: Durante el tiempo de Abraham, Dios destruyó estas dos ciudades porque sus habitantes eran muy malos (Génesis 19.1-28; Isaías 1.9).