Salmo de David, cuando huía de su hijo Absalón.

Muchos son, Señor, mis enemigos;
    muchos son los que se me oponen,
y muchos los que de mí aseguran:
    «Dios no lo salvará». Selah

Pero tú, Señor, eres el escudo que me protege;
    tú eres mi gloria;
    tú mantienes en alto mi cabeza.

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