Add parallel Print Page Options

te has enredado con tus propias palabras;
¡eres cautivo de tus propias promesas!
Hijo mío, has caído en manos de tu prójimo.
Para librarte, tienes que hacer lo siguiente:
Ve a hablar con tu prójimo, y humíllate ante él.
No te des un momento de reposo;
no cierres los ojos ni te duermas.

Read full chapter