Add parallel Print Page Options

La mujer ajena y la mujer propia

Hijo mío, atiende a mi sabiduría,
presta oído a mi inteligencia;
así conservarás el buen juicio
y tus labios guardarán el saber.
Los labios de la mujer ajena rezuman miel
y su boca es más suave que el aceite;

Read full chapter