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Recurrir a un necio como mensajero
es lo mismo que amputarse los pies;
¡es arriesgarse a pasar un trago amargo!

Piernas tullidas que penden inútiles:
¡eso es el proverbio en la boca del necio!

Atar la piedra a la honda:
¡eso es el rendir honores a un necio!

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