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23 Al Señor le repugnan las pesas falsas;
la balanza falsa no es nada buena.
24 Si el Señor dirige los pasos del hombre,
¿cómo puede el hombre entender su camino?
25 Tú solo te tiendes la trampa
si a la ligera consagras algo a Dios
y después de eso te pones a pensar.

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