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Exhortación a la obediencia

»Hijo mío, no te olvides de mi Ley,
y que tu corazón guarde mis mandamientos,
porque muchos días y años de vida
y de paz te aumentarán.
Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad:
átalas a tu cuello,
escríbelas en la tabla de tu corazón
y hallarás gracia y buena opinión
ante los ojos de Dios y de los hombres.

»Confía en Jehová con todo tu corazón
y no te apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo en todos tus caminos
y él hará derechas tus veredas.
No seas sabio en tu propia opinión,
sino teme a Jehová y apártate del mal,
porque esto será medicina para tus músculos
y refrigerio para tus huesos.

»Honra a Jehová con tus bienes
y con las primicias de todos tus frutos;
10 entonces tus graneros estarán colmados con abundancia
y tus lagares rebosarán de mosto.

11 »No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová,
no te canses de que él te corrija,
12 porque Jehová al que ama castiga,
como el padre al hijo a quien quiere.

13 »¡Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría
y obtiene la inteligencia,
14 porque su ganancia es más que la ganancia de la plata,
sus beneficios más que los del oro fino!
15 Más preciosa es que las piedras preciosas:
¡nada que puedas desear se puede comparar con ella!
16 Larga vida hay en su mano derecha,
y en su izquierda, riquezas y honra.
17 Sus caminos son caminos deleitosos;
todas sus veredas, paz.
18 Es árbol de vida para los que de ella echan mano,
y bienaventurados son los que la retienen.

19 »Jehová fundó la tierra con sabiduría,
afirmó los cielos con inteligencia.
20 Con su ciencia, los mares fueron divididos
y destilan rocío los cielos.

21 »Hijo mío, no se aparten de tus ojos estas cosas:
guarda la Ley y el consejo,
22 que serán vida para tu alma
y gracia para tu cuello.
23 Entonces andarás por tu camino confiadamente
y tu pie no tropezará.
24 Cuando te acuestes, no tendrás temor,
sino que te acostarás y tu sueño será grato.
25 No tendrás temor de un pavor repentino
ni de la ruina de los impíos, cuando llegue,
26 porque Jehová será tu confianza:
él evitará que tu pie quede atrapado.

27 »Si tienes poder para hacer el bien,
no te rehúses a hacérselo a quien lo necesite;
28 no digas a tu prójimo: “Vete, vuelve de nuevo,
mañana te daré”,
cuando tengas contigo qué darle.
29 No intentes hacer daño a tu prójimo
que vive confiado junto a ti.
30 No pleitees sin razón con nadie,
a no ser que te hayan agraviado.
31 No envidies al hombre injusto
ni escojas ninguno de sus caminos.
32 Porque Jehová abomina al perverso;
su comunión íntima es con los justos.
33 La maldición de Jehová está en la casa del malvado,
pero bendice la morada de los justos.
34 Ciertamente él escarnece a los escarnecedores
y da gracia a los humildes.
35 Los sabios heredan la honra,
pero los necios cargan con su ignominia.

Beneficios de la sabiduría

»Escuchad, hijos, la enseñanza de un padre;
estad atentos, para adquirir cordura.
Yo os doy buena enseñanza;
por eso, no descuidéis mi instrucción.
Yo también fui un hijo para mi padre,
delicado y único a los ojos de mi madre.
Él me enseñaba, diciendo:
“Retén mis razones en tu corazón,
guarda mis mandamientos y vivirás.”
Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia,
no te olvides de ella ni te apartes de las razones de mi boca;
No la abandones, y ella te guardará;
Ámala, y te protegerá.
Sabiduría ante todo, ¡adquiere sabiduría!
Sobre todo lo que posees, ¡adquiere inteligencia!
Engrandécela, y ella te engrandecerá;
te honrará, si tú la abrazas.
Un adorno de gracia pondrá en tu cabeza;
una corona de belleza te entregará.

10 »Escucha, hijo mío, recibe mis razones
y se te multiplicarán los años de tu vida.
11 Por el camino de la sabiduría te he encaminado,
por veredas derechas te he hecho andar.
12 Cuando andes, no se acortarán tus pasos;
si corres, no tropezarás.
13 Aférrate a la instrucción, no la dejes;
guárdala, porque ella es tu vida.
14 No entres en la vereda de los impíos
ni vayas por el camino de los malos.
15 Déjala, no pases por ella;
apártate de ella, pasa de largo.
16 Pues ellos no duermen si no hacen el mal;
pierden el sueño si no hacen caer a alguno.
17 Porque su comida es pan de maldad,
y su bebida, vino de violencia.
18 La senda de los justos es como la luz de la aurora,
que va en aumento hasta que el día es perfecto;
19 pero el camino de los malvados es como la oscuridad,
y no saben en qué tropiezan.

20 »Hijo mío, está atento a mis palabras;
inclina tu oído a mis razones.
21 Que no se aparten de tus ojos;
guárdalas en lo profundo de tu corazón,
22 porque son vida para los que las hallan
y medicina para todo su cuerpo.
23 Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón,
porque de él mana la vida.
24 Aparta de ti la perversidad de la boca,
aleja de ti la iniquidad de los labios.
25 Que tus ojos miren lo recto
y que tus párpados se abran a lo que tienes delante.
26 Examina la senda que siguen tus pies
y sean rectos todos tus caminos.
27 No te desvíes a la derecha ni a la izquierda;
aparta tu pie del mal.

Amonestación contra la impureza

»Hijo mío, está atento a mi sabiduría
e inclina tu oído a mi inteligencia,
para que guardes discreción
y tus labios conserven la ciencia.
Los labios de la mujer extraña destilan miel
y su paladar es más suave que el aceite,
pero su final es amargo como el ajenjo,
agudo como espada de dos filos.
Sus pies descienden a la muerte,
sus pasos se dirigen al seol.
Sus caminos no son firmes: no los conoce,
ni considera el camino de la vida.

»Ahora pues, hijos, escuchadme
y no os apartéis de las razones de mi boca.
Aleja de ella tu camino
y no te acerques a la puerta de su casa,
no sea que des tu honor a extraños,
y tus años a alguien cruel;
10 o no sea que los extraños se sacien de tu fuerza,
que tus trabajos queden en casa ajena
11 y que gimas al final,
cuando se consuma tu carne y todo tu cuerpo,
12 y digas: “¡Cómo pude aborrecer el consejo?
¡Cómo pudo mi corazón menospreciar la reprensión?
13 ¡No escuché la voz de los que me instruían,
ni a los que me enseñaban incliné mi oído!
14 Casi en el colmo del mal he estado,
en medio de la sociedad y de la congregación.”

15 »Bebe el agua de tu propia cisterna,
los raudales de tu propio pozo.
16 ¿Acaso han de derramarse tus fuentes por las calles
y tus corrientes de aguas por las plazas?
17 Sean ellas para ti solo,
no para los extraños que estén contigo.
18 ¡Sea bendito tu manantial
y alégrate con la mujer de tu juventud,
19 cierva amada, graciosa gacela!
Que sus caricias te satisfagan en todo tiempo
y recréate siempre en su amor.
20 ¿Por qué, hijo mío, has de andar ciego con la mujer ajena
y abrazar el seno de la extraña?
21 Los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová,
y él considera todas sus veredas.
22 Apresarán al malvado sus propias iniquidades,
retenido será con las ligaduras de su pecado.
23 Él morirá por falta de disciplina
y errará por lo inmenso de su locura.

Amonestación contra la pereza y la falsedad

»Hijo mío, si has salido fiador por tu amigo
o le has empeñado tu palabra a un extraño,
te has enredado con las palabras de tu boca
y has quedado atrapado en los dichos de tus labios.
Haz esto ahora, hijo mío, para librarte,
ya que has caído en manos de tu prójimo:
Ve, humíllate, importuna a tu amigo,
no des sueño a tus ojos
ni dejes que tus párpados se cierren;
escápate como una gacela de manos del cazador,
como un ave, de manos del que tiende trampas.

»Mira la hormiga, perezoso,
observa sus caminos y sé sabio:
Ella, sin tener capitán,
gobernador ni señor,
prepara en el verano su comida,
recoge en el tiempo de la siega su sustento.
Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?
¿Cuándo te levantarás del sueño?
10 Un poco de sueño, dormitar otro poco,
y otro poco descansar mano sobre mano:
11 así te llegará la miseria como un vagabundo,
la pobreza como un hombre armado.

12 »El hombre malo, el hombre depravado,
es el que anda en perversidad de boca;
13 que guiña los ojos, que habla con los pies,
que hace señas con los dedos.
14 Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo;
siembra las discordias.
15 Por tanto, su calamidad vendrá de repente;
súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.

16 »Seis cosas aborrece Jehová,
y aun siete le son abominables:
17 los ojos altivos, la lengua mentirosa,
las manos que derraman sangre inocente,
18 el corazón que maquina pensamientos inicuos,
los pies que corren presurosos al mal,
19 el testigo falso, que dice mentiras,
y el que siembra discordia entre hermanos.

Amonestación contra el adulterio

20 »Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre
y no abandones la enseñanza de tu madre.
21 Átalos siempre a tu corazón,
enlázalos a tu cuello.
22 Te guiarán cuando camines,
te guardarán cuando duermas
y hablarán contigo cuando despiertes.
23 Porque el mandamiento es lámpara,
la enseñanza es luz,
y camino de vida son las reprensiones que te instruyen
24 para guardarte de la mala mujer,
de la suave lengua de la mujer extraña.
25 No codicies su hermosura en tu corazón,
ni te prenda ella con sus ojos,
26 porque la ramera pretende del hombre sólo un bocado de pan,
pero la adúltera busca la vida del hombre.
27 ¿Pondrá el hombre fuego en su seno
sin que ardan sus vestidos?
28 ¿Andará el hombre sobre brasas
sin que se quemen sus pies?
29 Así le sucede al que se llega a la mujer de su prójimo,
pues no quedará impune ninguno que la toque.
30 ¿No se desprecia al ladrón,
aunque sólo robe por comer cuando tiene hambre?
31 Y si es sorprendido, pagará siete veces:
tendrá que entregar cuanto tiene en su casa.
32 También al que comete adulterio le falta sensatez;
el que tal hace corrompe su alma.
33 Heridas y vergüenza hallará,
y su afrenta nunca será borrada.
34 Porque el hombre enfurecido por los celos
no perdonará en el día de la venganza;
35 no aceptará compensación alguna,
ni querrá perdonar aunque le aumentes el pago.

Exhortación a la obediencia

Hijo mío, no te olvides de mi ley,

Y tu corazón guarde mis mandamientos;

Porque largura de días y años de vida

Y paz te aumentarán.

Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad;

Átalas a tu cuello,

Escríbelas en la tabla de tu corazón;

Y hallarás gracia y buena opinión

Ante los ojos de Dios y de los hombres.(A)

Fíate de Jehová de todo tu corazón,

Y no te apoyes en tu propia prudencia.

Reconócelo en todos tus caminos,

Y él enderezará tus veredas.

No seas sabio en tu propia opinión;(B)

Teme a Jehová, y apártate del mal;

Porque será medicina a tu cuerpo,

Y refrigerio para tus huesos.

Honra a Jehová con tus bienes,

Y con las primicias de todos tus frutos;

10 Y serán llenos tus graneros con abundancia,

Y tus lagares rebosarán de mosto.

11 No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová,

Ni te fatigues de su corrección;(C)

12 Porque Jehová al que ama castiga,(D)

Como el padre al hijo a quien quiere.(E)

13 Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,

Y que obtiene la inteligencia;

14 Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,

Y sus frutos más que el oro fino.

15 Más preciosa es que las piedras preciosas;

Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.

16 Largura de días está en su mano derecha;

En su izquierda, riquezas y honra.

17 Sus caminos son caminos deleitosos,

Y todas sus veredas paz.

18 Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano,

Y bienaventurados son los que la retienen.

19 Jehová con sabiduría fundó la tierra;

Afirmó los cielos con inteligencia.

20 Con su ciencia los abismos fueron divididos,

Y destilan rocío los cielos.

21 Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos;

Guarda la ley y el consejo,

22 Y serán vida a tu alma,

Y gracia a tu cuello.

23 Entonces andarás por tu camino confiadamente,

Y tu pie no tropezará.

24 Cuando te acuestes, no tendrás temor,

Sino que te acostarás, y tu sueño será grato.

25 No tendrás temor de pavor repentino,

Ni de la ruina de los impíos cuando viniere,

26 Porque Jehová será tu confianza,

Y él preservará tu pie de quedar preso.

27 No te niegues a hacer el bien a quien es debido,

Cuando tuvieres poder para hacerlo.

28 No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve,

Y mañana te daré,

Cuando tienes contigo qué darle.

29 No intentes mal contra tu prójimo

Que habita confiado junto a ti.

30 No tengas pleito con nadie sin razón,

Si no te han hecho agravio.

31 No envidies al hombre injusto,

Ni escojas ninguno de sus caminos.

32 Porque Jehová abomina al perverso;

Mas su comunión íntima es con los justos.

33 La maldición de Jehová está en la casa del impío,

Pero bendecirá la morada de los justos.

34 Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores,

Y a los humildes dará gracia.(F)

35 Los sabios heredarán honra,

Mas los necios llevarán ignominia.

Beneficios de la sabiduría

Oíd, hijos, la enseñanza de un padre,

Y estad atentos, para que conozcáis cordura.

Porque os doy buena enseñanza;

No desamparéis mi ley.

Porque yo también fui hijo de mi padre,

Delicado y único delante de mi madre.

Y él me enseñaba, y me decía:

Retenga tu corazón mis razones,

Guarda mis mandamientos, y vivirás.

Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;

No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;

No la dejes, y ella te guardará;

Ámala, y te conservará.

Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría;

Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.

Engrandécela, y ella te engrandecerá;

Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado.

Adorno de gracia dará a tu cabeza;

Corona de hermosura te entregará.

10 Oye, hijo mío, y recibe mis razones,

Y se te multiplicarán años de vida.

11 Por el camino de la sabiduría te he encaminado,

Y por veredas derechas te he hecho andar.

12 Cuando anduvieres, no se estrecharán tus pasos,

Y si corrieres, no tropezarás.

13 Retén el consejo, no lo dejes;

Guárdalo, porque eso es tu vida.

14 No entres por la vereda de los impíos,

Ni vayas por el camino de los malos.

15 Déjala, no pases por ella;

Apártate de ella, pasa.

16 Porque no duermen ellos si no han hecho mal,

Y pierden el sueño si no han hecho caer a alguno.

17 Porque comen pan de maldad, y beben vino de robos;

18 Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora,

Que va en aumento hasta que el día es perfecto.

19 El camino de los impíos es como la oscuridad;

No saben en qué tropiezan.

20 Hijo mío, está atento a mis palabras;

Inclina tu oído a mis razones.

21 No se aparten de tus ojos;

Guárdalas en medio de tu corazón;

22 Porque son vida a los que las hallan,

Y medicina a todo su cuerpo.

23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;

Porque de él mana la vida.

24 Aparta de ti la perversidad de la boca,

Y aleja de ti la iniquidad de los labios.

25 Tus ojos miren lo recto,

Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.

26 Examina la senda de tus pies,(G)

Y todos tus caminos sean rectos.

27 No te desvíes a la derecha ni a la izquierda;

Aparta tu pie del mal.

Amonestación contra la impureza

Hijo mío, está atento a mi sabiduría,

Y a mi inteligencia inclina tu oído,

Para que guardes consejo,

Y tus labios conserven la ciencia.

Porque los labios de la mujer extraña destilan miel,

Y su paladar es más blando que el aceite;

Mas su fin es amargo como el ajenjo,

Agudo como espada de dos filos.

Sus pies descienden a la muerte;

Sus pasos conducen al Seol.

Sus caminos son inestables; no los conocerás,

Si no considerares el camino de vida.

Ahora pues, hijos, oídme,

Y no os apartéis de las razones de mi boca.

Aleja de ella tu camino,

Y no te acerques a la puerta de su casa;

Para que no des a los extraños tu honor,

Y tus años al cruel;

10 No sea que extraños se sacien de tu fuerza,

Y tus trabajos estén en casa del extraño;

11 Y gimas al final,

Cuando se consuma tu carne y tu cuerpo,

12 Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo,

Y mi corazón menospreció la reprensión;

13 No oí la voz de los que me instruían,

Y a los que me enseñaban no incliné mi oído!

14 Casi en todo mal he estado,

En medio de la sociedad y de la congregación.

15 Bebe el agua de tu misma cisterna,

Y los raudales de tu propio pozo.

16 ¿Se derramarán tus fuentes por las calles,

Y tus corrientes de aguas por las plazas?

17 Sean para ti solo,

Y no para los extraños contigo.

18 Sea bendito tu manantial,

Y alégrate con la mujer de tu juventud,

19 Como cierva amada y graciosa gacela.

Sus caricias te satisfagan en todo tiempo,

Y en su amor recréate siempre.

20 ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena,

Y abrazarás el seno de la extraña?

21 Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová,

Y él considera todas sus veredas.

22 Prenderán al impío sus propias iniquidades,

Y retenido será con las cuerdas de su pecado.

23 Él morirá por falta de corrección,

Y errará por lo inmenso de su locura.

Amonestación contra la pereza y la falsedad

Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo,

Si has empeñado tu palabra a un extraño,

Te has enlazado con las palabras de tu boca,

Y has quedado preso en los dichos de tus labios.

Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate,

Ya que has caído en la mano de tu prójimo;

Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.

No des sueño a tus ojos,

Ni a tus párpados adormecimiento;

Escápate como gacela de la mano del cazador,

Y como ave de la mano del que arma lazos.

Ve a la hormiga, oh perezoso,

Mira sus caminos, y sé sabio;

La cual no teniendo capitán,

Ni gobernador, ni señor,

Prepara en el verano su comida,

Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.

Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?

¿Cuándo te levantarás de tu sueño?

10 Un poco de sueño, un poco de dormitar,

Y cruzar por un poco las manos para reposo;

11 Así vendrá tu necesidad como caminante,

Y tu pobreza como hombre armado.(H)

12 El hombre malo, el hombre depravado,

Es el que anda en perversidad de boca;

13 Que guiña los ojos, que habla con los pies,

Que hace señas con los dedos.

14 Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo;

Siembra las discordias.

15 Por tanto, su calamidad vendrá de repente;

Súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.

16 Seis cosas aborrece Jehová,

Y aun siete abomina su alma:

17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa,

Las manos derramadoras de sangre inocente,

18 El corazón que maquina pensamientos inicuos,

Los pies presurosos para correr al mal,

19 El testigo falso que habla mentiras,

Y el que siembra discordia entre hermanos.

Amonestación contra el adulterio

20 Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre,

Y no dejes la enseñanza de tu madre;

21 Átalos siempre en tu corazón,

Enlázalos a tu cuello.

22 Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán;

Hablarán contigo cuando despiertes.

23 Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz,

Y camino de vida las reprensiones que te instruyen,

24 Para que te guarden de la mala mujer,

De la blandura de la lengua de la mujer extraña.

25 No codicies su hermosura en tu corazón,

Ni ella te prenda con sus ojos;

26 Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan;

Y la mujer caza la preciosa alma del varón.

27 ¿Tomará el hombre fuego en su seno

Sin que sus vestidos ardan?

28 ¿Andará el hombre sobre brasas

Sin que sus pies se quemen?

29 Así es el que se llega a la mujer de su prójimo;

No quedará impune ninguno que la tocare.

30 No tienen en poco al ladrón si hurta

Para saciar su apetito cuando tiene hambre;

31 Pero si es sorprendido, pagará siete veces;

Entregará todo el haber de su casa.

32 Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento;

Corrompe su alma el que tal hace.

33 Heridas y vergüenza hallará,

Y su afrenta nunca será borrada.

34 Porque los celos son el furor del hombre,

Y no perdonará en el día de la venganza.

35 No aceptará ningún rescate,

Ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones.