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La exhortación de un padre: adquiere sabiduría

Hijo mío, presta atención cuando tu padre te corrige;
    no descuides la instrucción de tu madre.
Lo que aprendas de ellos te coronará de gracia
    y será como un collar de honor alrededor de tu cuello.

10 Hijo mío, si los pecadores quieren engatusarte,
    ¡dales la espalda!
11 Quizás te digan: «Ven con nosotros.
    ¡Escondámonos y matemos a alguien!
    ¡Vamos a emboscar a los inocentes, solo para divertirnos!
12 Vamos a tragarlos vivos, como lo hace la tumba;[a]
    vamos a tragarlos enteros, como a quienes descienden a la fosa de la muerte.
13 ¡Piensa en todas las grandes cosas que conseguiremos!
    Llenaremos nuestras casas con todo lo robado.
14 Ven, únete a nosotros;
    entre todos compartiremos el botín».

15 ¡Hijo mío, no vayas con ellos!
    Mantente alejado de sus caminos.
16 Ellos corren a cometer malas acciones;
    van de prisa a matar.
17 Si un pájaro ve que le tienden una trampa,
    sabe que tiene que alejarse.
18 En cambio, esa gente se tiende una emboscada a sí misma;
    pareciera que busca su propia muerte.
19 Así terminan todos los que codician el dinero;
    esa codicia les roba la vida.

La Sabiduría hace oír su voz en las calles

20 La Sabiduría hace oír su voz en las calles;
    clama en la plaza pública.
21 La Sabiduría clama a los que están reunidos frente a la entrada de la ciudad
    y a las multitudes por la calle principal:
22 «Simplones, ¿hasta cuándo insistirán en su ignorancia?
Burlones, ¿hasta cuándo disfrutarán de sus burlas?
    Necios, ¿hasta cuándo odiarán el saber?
23 Vengan y escuchen mi consejo.
Les abriré mi corazón
    y los haré sabios.

24 »Los llamé muy a menudo pero no quisieron venir;
    les tendí la mano pero no me hicieron caso.
25 No prestaron atención a mi consejo
    y rechazaron la corrección que les ofrecí.
26 ¡Por eso me reiré cuando tengan problemas!
    Me burlaré de ustedes cuando les llegue la desgracia,
27 cuando la calamidad caiga sobre ustedes como una tormenta,
    cuando el desastre los envuelva como un ciclón,
    y la angustia y la aflicción los abrumen.

28 »Entonces, cuando clamen por ayuda, no les responderé.
    Aunque me busquen con ansiedad, no me encontrarán.
29 Pues odiaron el conocimiento
    y decidieron no temer al Señor.
30 Rechazaron mi consejo
    y no prestaron atención cuando los corregía.
31 Por lo tanto, tendrán que comer el fruto amargo de vivir a su manera
    y se ahogarán con sus propias intrigas.
32 Pues los simplones se apartan de mí hacia la muerte.
    Los necios son destruidos por su despreocupación.
33 En cambio, todos los que me escuchan vivirán en paz,
    tranquilos y sin temor del mal».

Los beneficios de la sabiduría

Hijo mío, presta atención a lo que digo
    y atesora mis mandatos.
Afina tus oídos a la sabiduría
    y concéntrate en el entendimiento.
Clama por inteligencia
    y pide entendimiento.
Búscalos como si fueran plata,
    como si fueran tesoros escondidos.
Entonces comprenderás lo que significa temer al Señor
    y obtendrás conocimiento de Dios.
¡Pues el Señor concede sabiduría!
    De su boca provienen el saber y el entendimiento.
Al que es honrado, él le concede el tesoro del sentido común.
    Él es un escudo para los que caminan con integridad.
Él cuida las sendas de los justos
    y protege a los que le son fieles.

Entonces comprenderás lo que es correcto, justo e imparcial
    y encontrarás el buen camino que debes seguir.
10 Pues la sabiduría entrará en tu corazón,
    y el conocimiento te llenará de alegría.
11 Las decisiones sabias te protegerán;
    el entendimiento te mantendrá a salvo.

12 La sabiduría te salvará de la gente mala,
    de los que hablan con palabras retorcidas.
13 Estos hombres se alejan del camino correcto
    para andar por sendas tenebrosas.
14 Se complacen en hacer lo malo
    y disfrutan los caminos retorcidos del mal.
15 Sus acciones son torcidas,
    y sus caminos son errados.

16 La sabiduría te librará de la mujer inmoral,
    de las palabras seductoras de la mujer promiscua.
17 Ella abandonó a su marido
    y no hace caso del pacto que hizo ante Dios.
18 Entrar a su casa lleva a la muerte;
    es el camino a la tumba.[b]
19 El hombre que la visita está condenado;
    nunca llegará a los senderos de la vida.

20 Por lo tanto, sigue los pasos de los buenos
    y permanece en los caminos de los justos.
21 Pues solo los justos vivirán en la tierra
    y los íntegros permanecerán en ella.
22 Pero los perversos serán quitados de la tierra,
    y los traidores serán arrancados de raíz.

La confianza en el Señor

Hijo mío, nunca olvides las cosas que te he enseñado;
    guarda mis mandatos en tu corazón.
Si así lo haces, vivirás muchos años,
    y tu vida te dará satisfacción.
¡Nunca permitas que la lealtad ni la bondad te abandonen!
    Átalas alrededor de tu cuello como un recordatorio.
    Escríbelas en lo profundo de tu corazón.
Entonces tendrás tanto el favor de Dios como el de la gente,
    y lograrás una buena reputación.

Confía en el Señor con todo tu corazón;
    no dependas de tu propio entendimiento.
Busca su voluntad en todo lo que hagas,
    y él te mostrará cuál camino tomar.

No te dejes impresionar por tu propia sabiduría.
    En cambio, teme al Señor y aléjate del mal.
Entonces dará salud a tu cuerpo
    y fortaleza a tus huesos.

Honra al Señor con tus riquezas
    y con lo mejor de todo lo que produces.
10 Entonces él llenará tus graneros,
    y tus tinajas se desbordarán de buen vino.

11 Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor
    ni te enojes cuando te corrige.
12 Pues el Señor corrige a los que ama,
    tal como un padre corrige al hijo que es su deleite.[c]

13 Alegre es el que encuentra sabiduría,
    el que adquiere entendimiento.
14 Pues la sabiduría da más ganancia que la plata
    y su paga es mejor que el oro.
15 La sabiduría es más preciosa que los rubíes;
    nada de lo que desees puede compararse con ella.
16 Con la mano derecha, te ofrece una larga vida;
    con la izquierda, riquezas y honor.
17 Te guiará por sendas agradables;
    todos sus caminos dan satisfacción.
18 La sabiduría es un árbol de vida a los que la abrazan;
    felices son los que se aferran a ella.

19 Con sabiduría el Señor fundó la tierra;
    con entendimiento creó los cielos.
20 Con su conocimiento se abrieron las fuentes profundas de la tierra
    e hizo que el rocío se asiente bajo el cielo nocturno.

21 Hijo mío, no pierdas de vista el sentido común ni el discernimiento.
    Aférrate a ellos,
22 porque refrescarán tu alma;
    son como las joyas de un collar.
23 Te mantienen seguro en tu camino,
    y tus pies no tropezarán.
24 Puedes irte a dormir sin miedo;
    te acostarás y dormirás profundamente.
25 No hay por qué temer la calamidad repentina
    ni la destrucción que viene sobre los perversos,
26 porque el Señor es tu seguridad.
    Él cuidará que tu pie no caiga en una trampa.

27 No dejes de hacer el bien a todo el que lo merece,
    cuando esté a tu alcance ayudarlos.
28 Si puedes ayudar a tu prójimo hoy, no le digas:
    «Vuelve mañana y entonces te ayudaré».

29 No trames hacerle daño a tu vecino,
    porque los que viven cerca confían en ti.
30 No busques pelea sin motivo,
    cuando nadie te ha hecho daño.

31 No envidies a las personas violentas
    ni imites su conducta.
32 El Señor detesta a esa gente perversa;
    en cambio, ofrece su amistad a los justos.

33 El Señor maldice la casa del perverso,
    pero bendice el hogar de los justos.

34 El Señor se burla de los burlones,
    pero muestra su bondad a los humildes.[d]

35 Los sabios heredan honra,
    ¡pero los necios son avergonzados!

El sabio consejo de un padre

Hijos míos, escuchen cuando su padre los corrige.
    Presten atención y aprendan buen juicio,
porque les doy una buena orientación.
    No se alejen de mis instrucciones.
Pues yo, igual que ustedes, fui hijo de mi padre,
    amado tiernamente como el hijo único de mi madre.

Mi padre me enseñó:
«Toma en serio mis palabras.
    Sigue mis mandatos y vivirás.
Adquiere sabiduría; desarrolla buen juicio.
    No te olvides de mis palabras ni te alejes de ellas.
No des la espalda a la sabiduría, pues ella te protegerá;
    ámala, y ella te guardará.
¡Adquirir sabiduría es lo más sabio que puedes hacer!
    Y en todo lo demás que hagas, desarrolla buen juicio.
Si valoras la sabiduría, ella te engrandecerá.
    Abrázala, y te honrará.
Te pondrá una hermosa guirnalda de flores sobre la cabeza;
    te entregará una preciosa corona».

10 Hijo mío, escúchame y haz lo que te digo,
    y tendrás una buena y larga vida.
11 Te enseñaré los caminos de la sabiduría
    y te guiaré por sendas rectas.
12 Cuando camines, no te detendrán;
    cuando corras, no tropezarás.
13 Aférrate a mis instrucciones; no las dejes ir.
    Cuídalas bien, porque son la clave de la vida.

14 No hagas lo que hacen los perversos
    ni sigas el camino de los malos.
15 ¡Ni se te ocurra! No tomes ese camino.
    Aléjate de él y sigue avanzando.
16 Pues las personas malvadas no pueden dormir sin hacer la mala acción del día.
    No pueden descansar sin antes hacer tropezar a alguien.
17 ¡Se alimentan de la perversidad
    y beben el vino de la violencia!

18 El camino de los justos es como la primera luz del amanecer,
    que brilla cada vez más hasta que el día alcanza todo su esplendor.
19 Pero el camino de los perversos es como la más densa oscuridad;
    ni siquiera saben con qué tropiezan.

20 Hijo mío, presta atención a lo que te digo.
    Escucha atentamente mis palabras.
21 No las pierdas de vista.
    Déjalas llegar hasta lo profundo de tu corazón,
22 pues traen vida a quienes las encuentran
    y dan salud a todo el cuerpo.

23 Sobre todas las cosas cuida tu corazón,
    porque este determina el rumbo de tu vida.

24 Evita toda expresión perversa;
    aléjate de las palabras corruptas.

25 Mira hacia adelante
    y fija los ojos en lo que está frente a ti.
26 Traza un sendero recto para tus pies;
    permanece en el camino seguro.
27 No te desvíes;
    evita que tus pies sigan el mal.

Evita a las mujeres inmorales

Hijo mío, presta atención a mi sabiduría;
    escucha cuidadosamente mi sabio consejo.
Entonces demostrarás discernimiento,
    y tus labios expresarán lo que has aprendido.
Pues los labios de una mujer inmoral son tan dulces como la miel
    y su boca es más suave que el aceite.
Pero al final ella resulta ser tan amarga como el veneno,
    tan peligrosa como una espada de dos filos.
Sus pies descienden a la muerte,
    sus pasos conducen derecho a la tumba.[e]
Pues a ella no le interesa en absoluto el camino de la vida.
    Va tambaleándose por un sendero torcido y no se da cuenta.

Así que ahora, hijos míos, escúchenme.
    Nunca se aparten de lo que les voy a decir:
¡Aléjate de ella!
    ¡No te acerques a la puerta de su casa!
Si lo haces perderás el honor,
    y perderás todo lo que has logrado a manos de gente que no tiene compasión.
10 Gente extraña consumirá tus riquezas,
    y otro disfrutará del fruto de tu trabajo.
11 Al final, gemirás de angustia
    cuando la enfermedad consuma tu cuerpo.
12 Dirás: «¡Cuánto odié la disciplina!
    ¡Si tan solo no hubiera despreciado todas las advertencias!
13 ¿Por qué no escuché a mis maestros?
    ¿Por qué no presté atención a mis instructores?
14 He llegado al borde de la ruina
    y ahora mi vergüenza será conocida por todos».

15 Bebe el agua de tu propio pozo;
    comparte tu amor únicamente con tu esposa.[f]
16 ¿Para qué derramar por las calles el agua de tus manantiales
    teniendo sexo con cualquiera?[g]
17 Deben reservarla solo para los dos;
    jamás la compartan con desconocidos.

18 Que tu esposa sea una fuente de bendición para ti.
    Alégrate con la esposa de tu juventud.
19 Es una cierva amorosa, una gacela llena de gracia.
    Que sus pechos te satisfagan siempre.
    Que siempre seas cautivado por su amor.
20 Hijo mío, ¿por qué dejarte cautivar por una mujer inmoral
    o acariciar los pechos de una mujer promiscua?

21 Pues el Señor ve con claridad lo que hace el hombre;
    examina cada senda que toma.
22 Un hombre malvado queda preso por sus propios pecados;
    son cuerdas que lo atrapan y no lo sueltan.
23 Morirá por falta de control propio;
    se perderá a causa de su gran insensatez.

Lecciones para la vida diaria

Hijo mío, si has salido fiador por la deuda de un amigo
    o has aceptado garantizar la deuda de un extraño,
si quedaste atrapado por el acuerdo que hiciste
    y estás enredado por tus palabras,
sigue mi consejo y sálvate,
    pues te has puesto a merced de tu amigo.
Ahora trágate tu orgullo;
    ve y suplica que tu amigo borre tu nombre.
No postergues el asunto; ¡hazlo enseguida!
    No descanses hasta haberlo realizado.
Sálvate como una gacela que escapa del cazador,
    como un pájaro que huye de la red.

Tú, holgazán, aprende una lección de las hormigas.
    ¡Aprende de lo que hacen y hazte sabio!
A pesar de que no tienen príncipe
    ni gobernador ni líder que las haga trabajar,
se esfuerzan todo el verano,
    juntando alimento para el invierno.
Pero tú, holgazán, ¿hasta cuándo seguirás durmiendo?
    ¿Cuándo despertarás?
10 Un rato más de sueño, una breve siesta,
    un pequeño descanso cruzado de brazos.
11 Entonces la pobreza te asaltará como un bandido;
    la escasez te atacará como un ladrón armado.

12 ¿Cómo son las personas despreciables y perversas?
    Nunca dejan de mentir;
13 demuestran su engaño al guiñar con los ojos,
    al dar golpes suaves con los pies o hacer gestos con los dedos.
14 Sus corazones pervertidos traman el mal,
    y andan siempre provocando problemas.
15 Sin embargo, serán destruidos de repente,
    quebrantados en un instante y sin la menor esperanza de recuperarse.

16 Hay seis cosas que el Señor odia,
    no, son siete las que detesta:
17 los ojos arrogantes,
    la lengua mentirosa,
    las manos que matan al inocente,
18 el corazón que trama el mal,
    los pies que corren a hacer lo malo,
19 el testigo falso que respira mentiras
    y el que siembra discordia en una familia.

20 Hijo mío, obedece los mandatos de tu padre,
    y no descuides la instrucción de tu madre.
21 Guarda siempre sus palabras en tu corazón;
    átalas alrededor de tu cuello.
22 Cuando camines, su consejo te guiará.
    Cuando duermas, te protegerá.
    Cuando despiertes, te orientará.
23 Pues su mandato es una lámpara
    y su instrucción es una luz;
su disciplina correctiva
    es el camino que lleva a la vida.
24 Te protegerán de la mujer inmoral,
    de la lengua suave de la mujer promiscua.
25 No codicies su belleza;
    no dejes que sus miradas coquetas te seduzcan.
26 Pues una prostituta te llevará a la pobreza,[h]
    pero dormir con la mujer de otro hombre te costará la vida.
27 ¿Acaso puede un hombre echarse fuego sobre las piernas
    sin quemarse la ropa?
28 ¿Podrá caminar sobre carbones encendidos
    sin ampollarse los pies?
29 Así le sucederá al hombre que duerme con la esposa de otro hombre.
    El que la abrace no quedará sin castigo.

30 Tal vez haya excusas para un ladrón
    que roba porque se muere de hambre.
31 Pero si lo atrapan, deberá pagar siete veces la cantidad que robó,
    aunque tenga que vender todo lo que hay en su casa.
32 Pero el hombre que comete adulterio es un necio total,
    porque se destruye a sí mismo.
33 Será herido y deshonrado.
    Su vergüenza no se borrará jamás.
34 Pues el marido celoso de la mujer se enfurecerá,
    y no tendrá misericordia cuando se cobre venganza.
35 No aceptará ninguna clase de compensación
    ni habrá suma de dinero que lo satisfaga.

Más advertencia sobre mujeres inmorales

Hijo mío, sigue mi consejo;
    atesora siempre mis mandatos.
¡Obedece mis mandatos y vive!
    Guarda mis instrucciones tal como cuidas tus ojos.[i]
Átalas a tus dedos como un recordatorio;
    escríbelas en lo profundo de tu corazón.

Ama a la sabiduría como si fuera tu hermana
    y haz a la inteligencia un querido miembro de tu familia.
Deja que ellas te prevengan de tener una aventura con una mujer inmoral
    y de escuchar las adulaciones de una mujer promiscua.

Mientras estaba junto a la ventana de mi casa,
    mirando a través de la cortina,
vi a unos muchachos ingenuos;
    a uno en particular que le faltaba sentido común.
Cruzaba la calle cercana a la casa de una mujer inmoral
    y se paseaba frente a su casa.
Era la hora del crepúsculo, al anochecer,
    mientras caía la densa oscuridad.
10 La mujer se le acercó,
    vestida de manera seductora y con corazón astuto.
11 Era rebelde y descarada,
    de esas que nunca están conformes con quedarse en casa.
12 Suele frecuentar las calles y los mercados,
    ofreciéndose en cada esquina.
13 Lo rodeó con sus brazos y lo besó,
    y mirándolo con descaro le dijo:
14 «Acabo de hacer mis ofrendas de paz
    y de cumplir mis votos.
15 ¡Tú eres precisamente al que estaba buscando!
    ¡Salí a encontrarte y aquí estás!
16 Mi cama está tendida con hermosas colchas,
    con coloridas sábanas de lino egipcio.
17 La he perfumado
    con mirra, áloes y canela.
18 Ven, bebamos sin medida la copa del amor hasta el amanecer.
    Disfrutemos de nuestras caricias,
19 ahora que mi esposo no está en casa.
    Se fue de viaje por mucho tiempo.
20 Se llevó la cartera llena de dinero
    y no regresará hasta fin de mes[j]».

21 Y así lo sedujo con sus dulces palabras
    y lo engatusó con sus halagos.
22 Él la siguió de inmediato,
    como un buey que va al matadero.
Era como un ciervo que cayó en la trampa,[k]
23     en espera de la flecha que le atravesaría el corazón.
Era como un ave que vuela directo a la red,
    sin saber que le costará la vida.

24 Por eso, hijos míos, escúchenme
    y presten atención a mis palabras.
25 No dejen que el corazón se desvíe tras ella.
    No anden vagando por sus caminos descarriados.
26 Pues ella ha sido la ruina de muchos;
    numerosos hombres han caído en sus garras.
27 Su casa es el camino a la tumba.[l]
    Su alcoba es la guarida de la muerte.

Llamado de la Sabiduría

¡Escuchen cuando la Sabiduría llama!
    ¡Oigan cuando el entendimiento alza su voz!
La Sabiduría toma su puesto en las encrucijadas,
    en la cumbre de la colina, junto al camino.
Junto a las puertas de entrada a la ciudad,
    en el camino de ingreso, grita con fuerza:
«¡A ustedes los llamo, a todos ustedes!
    Levanto mi voz a toda persona.
Ustedes, ingenuos, usen el buen juicio.
    Ustedes, necios, muestren un poco de entendimiento.
¡Escúchenme! Tengo cosas importantes que decirles.
    Todo lo que digo es correcto,
pues hablo la verdad
    y detesto toda clase de engaño.
Mi consejo es sano;
    no tiene artimañas ni falsedad.
Mis palabras son obvias para todos los que tienen entendimiento,
    claras para los que poseen conocimiento.
10 Elijan mi instrucción en lugar de la plata
    y el conocimiento antes que el oro puro.
11 Pues la sabiduría es mucho más valiosa que los rubíes.
    Nada de lo que uno pueda desear se compara con ella.

12 »Yo, la Sabiduría, convivo con el buen juicio.
    Sé dónde encontrar conocimiento y discernimiento.
13 Todos los que temen al Señor odiarán la maldad.
    Por eso odio el orgullo y la arrogancia,
    la corrupción y el lenguaje perverso.
14 El sentido común y el éxito me pertenecen.
    La fuerza y la inteligencia son mías.
15 Gracias a mí reinan los reyes
    y los gobernantes dictan decretos justos.
16 Los mandatarios gobiernan con mi ayuda
    y los nobles emiten juicios justos.[m]

17 »Amo a todos los que me aman.
    Los que me buscan, me encontrarán.
18 Tengo riquezas y honor,
    así como justicia y prosperidad duraderas.
19 ¡Mis dones son mejores que el oro, aun el oro más puro;
    mi paga es mejor que la plata refinada!
20 Camino en rectitud,
    por senderos de justicia.
21 Los que me aman heredan riquezas;
    llenaré sus cofres de tesoros.

22 »El Señor me formó desde el comienzo,
    antes de crear cualquier otra cosa.
23 Fui nombrada desde la eternidad,
    en el principio mismo, antes de que existiera la tierra.
24 Nací antes de que los océanos fueran creados,
    antes de que brotara agua de los manantiales.
25 Antes de que se formaran las montañas,
    antes que las colinas, yo nací,
26 antes de que el Señor hiciera la tierra y los campos
    y los primeros puñados de tierra.
27 Estaba presente cuando él estableció los cielos,
    cuando trazó el horizonte sobre los océanos.
28 Estaba ahí cuando colocó las nubes arriba,
    cuando estableció los manantiales en lo profundo de la tierra.
29 Estaba ahí cuando puso límites a los mares,
    para que no se extendieran más allá de sus márgenes.
Y también cuando demarcó los cimientos de la tierra,
30     era la arquitecta a su lado.
Yo era su constante deleite,
    y me alegraba siempre en su presencia.
31 ¡Qué feliz me puse con el mundo que él creó;
    cuánto me alegré con la familia humana!

32 »Y ahora, hijos míos, escúchenme,
    pues todos los que siguen mis caminos son felices.
33 Escuchen mi instrucción y sean sabios;
    no la pasen por alto.
34 ¡Alegres son los que me escuchan,
    y están atentos a mis puertas día tras día,
    y me esperan afuera de mi casa!
35 Pues todo el que me encuentra, halla la vida
    y recibe el favor del Señor.
36 Pero el que no me encuentra se perjudica a sí mismo.
    Todos los que me odian aman la muerte».
La Sabiduría edificó su casa;
    labró sus siete pilares.
Preparó un gran banquete,
    mezcló los vinos y puso la mesa.
Envió a sus sirvientes para que invitaran a todo el mundo.
    Ahora convoca desde el lugar más alto con vista a la ciudad:
«Entren conmigo», clama a los ingenuos.
    Y a quienes les falta buen juicio, les dice:
«Vengan, disfruten mi comida
    y beban el vino que he mezclado.
Dejen atrás sus caminos de ingenuidad y empiecen a vivir;
    aprendan a usar el buen juicio».

El que reprende a un burlón recibirá un insulto a cambio;
    el que corrige al perverso saldrá herido.
Por lo tanto, no te molestes en corregir a los burlones;
    solo ganarás su odio.
En cambio, corrige a los sabios
    y te amarán.
Instruye a los sabios,
    y se volverán aún más sabios.
Enseña a los justos,
    y aprenderán aún más.

10 El temor del Señor es la base de la sabiduría.
    Conocer al Santo da por resultado el buen juicio.

11 La sabiduría multiplicará tus días
    y dará más años a tu vida.
12 Si te haces sabio, serás tú quien se beneficie.
    Si desprecias la sabiduría, serás tú quien sufra.

Llamado de la Necedad

13 La mujer llamada Necedad es una atrevida
    y aunque no se da cuenta es una ignorante.
14 Se sienta a la entrada de su casa,
    en el lugar más alto con vista a la ciudad.
15 Llama a los hombres que pasan por ahí,
    ocupados en sus propios asuntos.
16 «Entren conmigo», les dice a los ingenuos.
    Y a los que les falta buen juicio, les dice:
17 «¡El agua robada es refrescante;
    lo que se come a escondidas es más sabroso!».
18 Pero lo que menos se imaginan es que allí están los muertos.
    Sus invitados están en lo profundo de la tumba.[n]

Footnotes

  1. 1:12 En hebreo como el Seol.
  2. 2:18 En hebreo a los espíritus de los muertos.
  3. 3:12 La versión griega dice ama, / y castiga a todo el que recibe como hijo. Comparar Hb 12:6.
  4. 3:34 La versión griega dice El Señor se opone a los orgullosos / pero da gracia a los humildes. Comparar St 4:6; 1 P 5:5.
  5. 5:5 En hebreo al Seol.
  6. 5:15 En hebreo Bebe el agua de tu propia cisterna, / el agua de tu propio pozo.
  7. 5:16 En hebreo ¿Para qué derramar tus manantiales por las calles, / tus arroyos en las plazas de la ciudad?
  8. 6:26 En hebreo te reducirá a un pedazo de pan.
  9. 7:2 En hebreo como a la niña de tus ojos.
  10. 7:20 En hebreo hasta la luna llena.
  11. 7:22 Así aparece en la versión griega y en la siríaca; en hebreo dice matadero, / como lo son los grilletes para la disciplina de un necio.
  12. 7:27 En hebreo al Seol.
  13. 8:16 Algunos manuscritos hebreos y la versión griega dicen y los nobles son jueces sobre la tierra.
  14. 9:18 En hebreo en el Seol.

Amonestaciones de la Sabiduría

Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,

Y no desprecies la dirección de tu madre;

Porque adorno de gracia serán a tu cabeza,

Y collares a tu cuello.

10 Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar,

No consientas.

11 Si dijeren: Ven con nosotros;

Pongamos asechanzas para derramar sangre,

Acechemos sin motivo al inocente;

12 Los tragaremos vivos como el Seol,

Y enteros, como los que caen en un abismo;

13 Hallaremos riquezas de toda clase,

Llenaremos nuestras casas de despojos;

14 Echa tu suerte entre nosotros;

Tengamos todos una bolsa.

15 Hijo mío, no andes en camino con ellos.

Aparta tu pie de sus veredas,

16 Porque sus pies corren hacia el mal,

Y van presurosos a derramar sangre.

17 Porque en vano se tenderá la red

Ante los ojos de toda ave;

18 Pero ellos a su propia sangre ponen asechanzas,

Y a sus almas tienden lazo.

19 Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia,

La cual quita la vida de sus poseedores.

20 La sabiduría clama en las calles,

Alza su voz en las plazas;

21 Clama en los principales lugares de reunión;

En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones.(A)

22 ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza,

Y los burladores desearán el burlar,

Y los insensatos aborrecerán la ciencia?

23 Volveos a mi reprensión;

He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros,

Y os haré saber mis palabras.

24 Por cuanto llamé, y no quisisteis oír,

Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese,

25 Sino que desechasteis todo consejo mío

Y mi reprensión no quisisteis,

26 También yo me reiré en vuestra calamidad,

Y me burlaré cuando os viniere lo que teméis;

27 Cuando viniere como una destrucción lo que teméis,

Y vuestra calamidad llegare como un torbellino;

Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia.

28 Entonces me llamarán, y no responderé;

Me buscarán de mañana, y no me hallarán.

29 Por cuanto aborrecieron la sabiduría,

Y no escogieron el temor de Jehová,

30 Ni quisieron mi consejo,

Y menospreciaron toda reprensión mía,

31 Comerán del fruto de su camino,

Y serán hastiados de sus propios consejos.

32 Porque el desvío de los ignorantes los matará,

Y la prosperidad de los necios los echará a perder;

33 Mas el que me oyere, habitará confiadamente

Y vivirá tranquilo, sin temor del mal.

Excelencias de la sabiduría

Hijo mío, si recibieres mis palabras,

Y mis mandamientos guardares dentro de ti,

Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;

Si inclinares tu corazón a la prudencia,

Si clamares a la inteligencia,

Y a la prudencia dieres tu voz;

Si como a la plata la buscares,

Y la escudriñares como a tesoros,

Entonces entenderás el temor de Jehová,

Y hallarás el conocimiento de Dios.

Porque Jehová da la sabiduría,

Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.

Él provee de sana sabiduría a los rectos;

Es escudo a los que caminan rectamente.

Es el que guarda las veredas del juicio,

Y preserva el camino de sus santos.

Entonces entenderás justicia, juicio

Y equidad, y todo buen camino.

10 Cuando la sabiduría entrare en tu corazón,

Y la ciencia fuere grata a tu alma,

11 La discreción te guardará;

Te preservará la inteligencia,

12 Para librarte del mal camino,

De los hombres que hablan perversidades,

13 Que dejan los caminos derechos,

Para andar por sendas tenebrosas;

14 Que se alegran haciendo el mal,

Que se huelgan en las perversidades del vicio;

15 Cuyas veredas son torcidas,

Y torcidos sus caminos.

16 Serás librado de la mujer extraña,

De la ajena que halaga con sus palabras,

17 La cual abandona al compañero de su juventud,

Y se olvida del pacto de su Dios.

18 Por lo cual su casa está inclinada a la muerte,

Y sus veredas hacia los muertos;

19 Todos los que a ella se lleguen, no volverán,

Ni seguirán otra vez los senderos de la vida.

20 Así andarás por el camino de los buenos,

Y seguirás las veredas de los justos;

21 Porque los rectos habitarán la tierra,

Y los perfectos permanecerán en ella,

22 Mas los impíos serán cortados de la tierra,

Y los prevaricadores serán de ella desarraigados.

Exhortación a la obediencia

Hijo mío, no te olvides de mi ley,

Y tu corazón guarde mis mandamientos;

Porque largura de días y años de vida

Y paz te aumentarán.

Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad;

Átalas a tu cuello,

Escríbelas en la tabla de tu corazón;

Y hallarás gracia y buena opinión

Ante los ojos de Dios y de los hombres.(B)

Fíate de Jehová de todo tu corazón,

Y no te apoyes en tu propia prudencia.

Reconócelo en todos tus caminos,

Y él enderezará tus veredas.

No seas sabio en tu propia opinión;(C)

Teme a Jehová, y apártate del mal;

Porque será medicina a tu cuerpo,

Y refrigerio para tus huesos.

Honra a Jehová con tus bienes,

Y con las primicias de todos tus frutos;

10 Y serán llenos tus graneros con abundancia,

Y tus lagares rebosarán de mosto.

11 No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová,

Ni te fatigues de su corrección;(D)

12 Porque Jehová al que ama castiga,(E)

Como el padre al hijo a quien quiere.(F)

13 Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,

Y que obtiene la inteligencia;

14 Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,

Y sus frutos más que el oro fino.

15 Más preciosa es que las piedras preciosas;

Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.

16 Largura de días está en su mano derecha;

En su izquierda, riquezas y honra.

17 Sus caminos son caminos deleitosos,

Y todas sus veredas paz.

18 Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano,

Y bienaventurados son los que la retienen.

19 Jehová con sabiduría fundó la tierra;

Afirmó los cielos con inteligencia.

20 Con su ciencia los abismos fueron divididos,

Y destilan rocío los cielos.

21 Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos;

Guarda la ley y el consejo,

22 Y serán vida a tu alma,

Y gracia a tu cuello.

23 Entonces andarás por tu camino confiadamente,

Y tu pie no tropezará.

24 Cuando te acuestes, no tendrás temor,

Sino que te acostarás, y tu sueño será grato.

25 No tendrás temor de pavor repentino,

Ni de la ruina de los impíos cuando viniere,

26 Porque Jehová será tu confianza,

Y él preservará tu pie de quedar preso.

27 No te niegues a hacer el bien a quien es debido,

Cuando tuvieres poder para hacerlo.

28 No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve,

Y mañana te daré,

Cuando tienes contigo qué darle.

29 No intentes mal contra tu prójimo

Que habita confiado junto a ti.

30 No tengas pleito con nadie sin razón,

Si no te han hecho agravio.

31 No envidies al hombre injusto,

Ni escojas ninguno de sus caminos.

32 Porque Jehová abomina al perverso;

Mas su comunión íntima es con los justos.

33 La maldición de Jehová está en la casa del impío,

Pero bendecirá la morada de los justos.

34 Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores,

Y a los humildes dará gracia.(G)

35 Los sabios heredarán honra,

Mas los necios llevarán ignominia.

Beneficios de la sabiduría

Oíd, hijos, la enseñanza de un padre,

Y estad atentos, para que conozcáis cordura.

Porque os doy buena enseñanza;

No desamparéis mi ley.

Porque yo también fui hijo de mi padre,

Delicado y único delante de mi madre.

Y él me enseñaba, y me decía:

Retenga tu corazón mis razones,

Guarda mis mandamientos, y vivirás.

Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;

No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;

No la dejes, y ella te guardará;

Ámala, y te conservará.

Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría;

Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.

Engrandécela, y ella te engrandecerá;

Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado.

Adorno de gracia dará a tu cabeza;

Corona de hermosura te entregará.

10 Oye, hijo mío, y recibe mis razones,

Y se te multiplicarán años de vida.

11 Por el camino de la sabiduría te he encaminado,

Y por veredas derechas te he hecho andar.

12 Cuando anduvieres, no se estrecharán tus pasos,

Y si corrieres, no tropezarás.

13 Retén el consejo, no lo dejes;

Guárdalo, porque eso es tu vida.

14 No entres por la vereda de los impíos,

Ni vayas por el camino de los malos.

15 Déjala, no pases por ella;

Apártate de ella, pasa.

16 Porque no duermen ellos si no han hecho mal,

Y pierden el sueño si no han hecho caer a alguno.

17 Porque comen pan de maldad, y beben vino de robos;

18 Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora,

Que va en aumento hasta que el día es perfecto.

19 El camino de los impíos es como la oscuridad;

No saben en qué tropiezan.

20 Hijo mío, está atento a mis palabras;

Inclina tu oído a mis razones.

21 No se aparten de tus ojos;

Guárdalas en medio de tu corazón;

22 Porque son vida a los que las hallan,

Y medicina a todo su cuerpo.

23 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;

Porque de él mana la vida.

24 Aparta de ti la perversidad de la boca,

Y aleja de ti la iniquidad de los labios.

25 Tus ojos miren lo recto,

Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.

26 Examina la senda de tus pies,(H)

Y todos tus caminos sean rectos.

27 No te desvíes a la derecha ni a la izquierda;

Aparta tu pie del mal.

Amonestación contra la impureza

Hijo mío, está atento a mi sabiduría,

Y a mi inteligencia inclina tu oído,

Para que guardes consejo,

Y tus labios conserven la ciencia.

Porque los labios de la mujer extraña destilan miel,

Y su paladar es más blando que el aceite;

Mas su fin es amargo como el ajenjo,

Agudo como espada de dos filos.

Sus pies descienden a la muerte;

Sus pasos conducen al Seol.

Sus caminos son inestables; no los conocerás,

Si no considerares el camino de vida.

Ahora pues, hijos, oídme,

Y no os apartéis de las razones de mi boca.

Aleja de ella tu camino,

Y no te acerques a la puerta de su casa;

Para que no des a los extraños tu honor,

Y tus años al cruel;

10 No sea que extraños se sacien de tu fuerza,

Y tus trabajos estén en casa del extraño;

11 Y gimas al final,

Cuando se consuma tu carne y tu cuerpo,

12 Y digas: ¡Cómo aborrecí el consejo,

Y mi corazón menospreció la reprensión;

13 No oí la voz de los que me instruían,

Y a los que me enseñaban no incliné mi oído!

14 Casi en todo mal he estado,

En medio de la sociedad y de la congregación.

15 Bebe el agua de tu misma cisterna,

Y los raudales de tu propio pozo.

16 ¿Se derramarán tus fuentes por las calles,

Y tus corrientes de aguas por las plazas?

17 Sean para ti solo,

Y no para los extraños contigo.

18 Sea bendito tu manantial,

Y alégrate con la mujer de tu juventud,

19 Como cierva amada y graciosa gacela.

Sus caricias te satisfagan en todo tiempo,

Y en su amor recréate siempre.

20 ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena,

Y abrazarás el seno de la extraña?

21 Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová,

Y él considera todas sus veredas.

22 Prenderán al impío sus propias iniquidades,

Y retenido será con las cuerdas de su pecado.

23 Él morirá por falta de corrección,

Y errará por lo inmenso de su locura.

Amonestación contra la pereza y la falsedad

Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo,

Si has empeñado tu palabra a un extraño,

Te has enlazado con las palabras de tu boca,

Y has quedado preso en los dichos de tus labios.

Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate,

Ya que has caído en la mano de tu prójimo;

Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.

No des sueño a tus ojos,

Ni a tus párpados adormecimiento;

Escápate como gacela de la mano del cazador,

Y como ave de la mano del que arma lazos.

Ve a la hormiga, oh perezoso,

Mira sus caminos, y sé sabio;

La cual no teniendo capitán,

Ni gobernador, ni señor,

Prepara en el verano su comida,

Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.

Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?

¿Cuándo te levantarás de tu sueño?

10 Un poco de sueño, un poco de dormitar,

Y cruzar por un poco las manos para reposo;

11 Así vendrá tu necesidad como caminante,

Y tu pobreza como hombre armado.(I)

12 El hombre malo, el hombre depravado,

Es el que anda en perversidad de boca;

13 Que guiña los ojos, que habla con los pies,

Que hace señas con los dedos.

14 Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo;

Siembra las discordias.

15 Por tanto, su calamidad vendrá de repente;

Súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.

16 Seis cosas aborrece Jehová,

Y aun siete abomina su alma:

17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa,

Las manos derramadoras de sangre inocente,

18 El corazón que maquina pensamientos inicuos,

Los pies presurosos para correr al mal,

19 El testigo falso que habla mentiras,

Y el que siembra discordia entre hermanos.

Amonestación contra el adulterio

20 Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre,

Y no dejes la enseñanza de tu madre;

21 Átalos siempre en tu corazón,

Enlázalos a tu cuello.

22 Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán;

Hablarán contigo cuando despiertes.

23 Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz,

Y camino de vida las reprensiones que te instruyen,

24 Para que te guarden de la mala mujer,

De la blandura de la lengua de la mujer extraña.

25 No codicies su hermosura en tu corazón,

Ni ella te prenda con sus ojos;

26 Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan;

Y la mujer caza la preciosa alma del varón.

27 ¿Tomará el hombre fuego en su seno

Sin que sus vestidos ardan?

28 ¿Andará el hombre sobre brasas

Sin que sus pies se quemen?

29 Así es el que se llega a la mujer de su prójimo;

No quedará impune ninguno que la tocare.

30 No tienen en poco al ladrón si hurta

Para saciar su apetito cuando tiene hambre;

31 Pero si es sorprendido, pagará siete veces;

Entregará todo el haber de su casa.

32 Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento;

Corrompe su alma el que tal hace.

33 Heridas y vergüenza hallará,

Y su afrenta nunca será borrada.

34 Porque los celos son el furor del hombre,

Y no perdonará en el día de la venganza.

35 No aceptará ningún rescate,

Ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones.

Las artimañas de la ramera

Hijo mío, guarda mis razones,

Y atesora contigo mis mandamientos.

Guarda mis mandamientos y vivirás,

Y mi ley como las niñas de tus ojos.

Lígalos a tus dedos;

Escríbelos en la tabla de tu corazón.

Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana,

Y a la inteligencia llama parienta;

Para que te guarden de la mujer ajena,

Y de la extraña que ablanda sus palabras.

Porque mirando yo por la ventana de mi casa,

Por mi celosía,

Vi entre los simples,

Consideré entre los jóvenes,

A un joven falto de entendimiento,

El cual pasaba por la calle, junto a la esquina,

E iba camino a la casa de ella,

A la tarde del día, cuando ya oscurecía,

En la oscuridad y tinieblas de la noche.

10 Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro,

Con atavío de ramera y astuta de corazón.

11 Alborotadora y rencillosa,

Sus pies no pueden estar en casa;

12 Unas veces está en la calle, otras veces en las plazas,

Acechando por todas las esquinas.

13 Se asió de él, y le besó.

Con semblante descarado le dijo:

14 Sacrificios de paz había prometido,

Hoy he pagado mis votos;

15 Por tanto, he salido a encontrarte,

Buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.

16 He adornado mi cama con colchas

Recamadas con cordoncillo de Egipto;

17 He perfumado mi cámara

Con mirra, áloes y canela.

18 Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana;

Alegrémonos en amores.

19 Porque el marido no está en casa;

Se ha ido a un largo viaje.

20 La bolsa de dinero llevó en su mano;

El día señalado volverá a su casa.

21 Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras,

Le obligó con la zalamería de sus labios.

22 Al punto se marchó tras ella,

Como va el buey al degolladero,

Y como el necio a las prisiones para ser castigado;

23 Como el ave que se apresura a la red,

Y no sabe que es contra su vida,

Hasta que la saeta traspasa su corazón.

24 Ahora pues, hijos, oídme,

Y estad atentos a las razones de mi boca.

25 No se aparte tu corazón a sus caminos;

No yerres en sus veredas.

26 Porque a muchos ha hecho caer heridos,

Y aun los más fuertes han sido muertos por ella.

27 Camino al Seol es su casa,

Que conduce a las cámaras de la muerte.

Excelencia y eternidad de la Sabiduría

¿No clama la sabiduría,

Y da su voz la inteligencia?

En las alturas junto al camino,

A las encrucijadas de las veredas se para;

En el lugar de las puertas, a la entrada de la ciudad,

A la entrada de las puertas da voces:(J)

Oh hombres, a vosotros clamo;

Dirijo mi voz a los hijos de los hombres.

Entended, oh simples, discreción;

Y vosotros, necios, entrad en cordura.

Oíd, porque hablaré cosas excelentes,

Y abriré mis labios para cosas rectas.

Porque mi boca hablará verdad,

Y la impiedad abominan mis labios.

Justas son todas las razones de mi boca;

No hay en ellas cosa perversa ni torcida.

Todas ellas son rectas al que entiende,

Y razonables a los que han hallado sabiduría.

10 Recibid mi enseñanza, y no plata;

Y ciencia antes que el oro escogido.

11 Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas;

Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella.

12 Yo, la sabiduría, habito con la cordura,

Y hallo la ciencia de los consejos.

13 El temor de Jehová es aborrecer el mal;

La soberbia y la arrogancia, el mal camino,

Y la boca perversa, aborrezco.

14 Conmigo está el consejo y el buen juicio;

Yo soy la inteligencia; mío es el poder.

15 Por mí reinan los reyes,

Y los príncipes determinan justicia.

16 Por mí dominan los príncipes,

Y todos los gobernadores juzgan la tierra.

17 Yo amo a los que me aman,

Y me hallan los que temprano me buscan.

18 Las riquezas y la honra están conmigo;

Riquezas duraderas, y justicia.

19 Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado;

Y mi rédito mejor que la plata escogida.

20 Por vereda de justicia guiaré,

Por en medio de sendas de juicio,

21 Para hacer que los que me aman tengan su heredad,

Y que yo llene sus tesoros.

22 Jehová me poseía en el principio,

Ya de antiguo, antes de sus obras.(K)

23 Eternamente tuve el principado, desde el principio,

Antes de la tierra.

24 Antes de los abismos fui engendrada;

Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.

25 Antes que los montes fuesen formados,

Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;

26 No había aún hecho la tierra, ni los campos,

Ni el principio del polvo del mundo.

27 Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;

Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo;

28 Cuando afirmaba los cielos arriba,

Cuando afirmaba las fuentes del abismo;

29 Cuando ponía al mar su estatuto,

Para que las aguas no traspasasen su mandamiento;

Cuando establecía los fundamentos de la tierra,

30 Con él estaba yo ordenándolo todo,

Y era su delicia de día en día,

Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.

31 Me regocijo en la parte habitable de su tierra;

Y mis delicias son con los hijos de los hombres.

32 Ahora, pues, hijos, oídme,

Y bienaventurados los que guardan mis caminos.

33 Atended el consejo, y sed sabios,

Y no lo menospreciéis.

34 Bienaventurado el hombre que me escucha,

Velando a mis puertas cada día,

Aguardando a los postes de mis puertas.

35 Porque el que me halle, hallará la vida,

Y alcanzará el favor de Jehová.

36 Mas el que peca contra mí, defrauda su alma;

Todos los que me aborrecen aman la muerte.

La Sabiduría y la mujer insensata

La sabiduría edificó su casa,

Labró sus siete columnas.

Mató sus víctimas, mezcló su vino,

Y puso su mesa.

Envió sus criadas;

Sobre lo más alto de la ciudad clamó.

Dice a cualquier simple: Ven acá.

A los faltos de cordura dice:

Venid, comed mi pan,

Y bebed del vino que yo he mezclado.

Dejad las simplezas, y vivid,

Y andad por el camino de la inteligencia.

El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta;

El que reprende al impío, se atrae mancha.

No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca;

Corrige al sabio, y te amará.

Da al sabio, y será más sabio;

Enseña al justo, y aumentará su saber.

10 El temor de Jehová es el principio de la sabiduría,(L)

Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.

11 Porque por mí se aumentarán tus días,

Y años de vida se te añadirán.

12 Si fueres sabio, para ti lo serás;

Y si fueres escarnecedor, pagarás tú solo.

13 La mujer insensata es alborotadora;

Es simple e ignorante.

14 Se sienta en una silla a la puerta de su casa,

En los lugares altos de la ciudad,

15 Para llamar a los que pasan por el camino,

Que van por sus caminos derechos.

16 Dice a cualquier simple: Ven acá.

A los faltos de cordura dijo:

17 Las aguas hurtadas son dulces,

Y el pan comido en oculto es sabroso.

18 Y no saben que allí están los muertos;

Que sus convidados están en lo profundo del Seol.