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30 Los azotes hieren pero curan la maldad;
el castigo purifica lo más recóndito del ser.

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En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su sangre;

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porque el Señor disciplina al que ama,
y azota a todo el que recibe como hijo.»(A)

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Pero si a ustedes se les deja sin la disciplina que todo el mundo recibe, entonces ya no son hijos legítimos, sino ilegítimos.

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La vida cristiana y el sufrimiento

12 Amados hermanos, no se sorprendan de la prueba de fuego a que se ven sometidos, como si les estuviera sucediendo algo extraño.

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Buenos administradores de la gracia de Dios

Puesto que Cristo sufrió por nosotros en su cuerpo, también ustedes deben adoptar esa misma actitud, porque quien sufre en su cuerpo pone fin al pecado, para que el tiempo que le queda de vida en este mundo lo viva conforme a la voluntad de Dios y no conforme a los deseos humanos.

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16 Además de todo esto, protéjanse con el escudo de la fe, para que puedan apagar todas las flechas incendiarias del maligno.

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