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20 La sabiduría clama en las calles,

Alza su voz en las plazas;

21 Clama en los principales lugares de reunión;

En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones.(A)

22 ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza,

Y los burladores desearán el burlar,

Y los insensatos aborrecerán la ciencia?

23 Volveos a mi reprensión;

He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros,

Y os haré saber mis palabras.

24 Por cuanto llamé, y no quisisteis oír,

Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese,

25 Sino que desechasteis todo consejo mío

Y mi reprensión no quisisteis,

26 También yo me reiré en vuestra calamidad,

Y me burlaré cuando os viniere lo que teméis;

27 Cuando viniere como una destrucción lo que teméis,

Y vuestra calamidad llegare como un torbellino;

Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia.

28 Entonces me llamarán, y no responderé;

Me buscarán de mañana, y no me hallarán.

29 Por cuanto aborrecieron la sabiduría,

Y no escogieron el temor de Jehová,

30 Ni quisieron mi consejo,

Y menospreciaron toda reprensión mía,

31 Comerán del fruto de su camino,

Y serán hastiados de sus propios consejos.

32 Porque el desvío de los ignorantes los matará,

Y la prosperidad de los necios los echará a perder;

33 Mas el que me oyere, habitará confiadamente

Y vivirá tranquilo, sin temor del mal.

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Advertencia contra el rechazo a la sabiduría

20 Clama la sabiduría en las calles;
    en los lugares públicos levanta su voz.
21 Clama en las esquinas de calles transitadas;
    a la entrada de la ciudad razona:

22 «¿Hasta cuándo, muchachos inexpertos,
    seguirán aferrados a su inexperiencia?
¿Hasta cuándo, ustedes los insolentes,
    se complacerán en su insolencia?
¿Hasta cuándo, ustedes los necios,
    aborrecerán el conocimiento?
23 ¡Respondan a mis reprensiones!
    Yo les compartiré mis pensamientos[a]
    y les daré a conocer mis enseñanzas.
24 Como ustedes no me escucharon cuando los llamé
    ni me hicieron caso cuando les tendí la mano,
25 sino que rechazaron todos mis consejos
    y no acataron mis reprensiones,
26 ahora yo voy a reírme de ustedes
    cuando caigan en desgracia.
Yo seré quien se ría de ustedes
    cuando les sobrevenga el miedo,
27 cuando el miedo les sobrevenga como una tormenta
    y la desgracia los arrastre como un torbellino.

28 »Entonces me llamarán, pero no les responderé;
    me buscarán, pero no me encontrarán.
29 Por cuanto aborrecieron el conocimiento
    y no quisieron temer al Señor;
30 por cuanto no siguieron mis consejos,
    sino que rechazaron mis reprensiones,
31 cosecharán el fruto de su conducta,
    se hartarán con sus propias intrigas;
32 su desobediencia e inexperiencia los destruirán,
    su complacencia y necedad los aniquilarán.
33 Pero el que me obedezca vivirá tranquilo,
    sosegado y sin temor del mal».

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Footnotes

  1. 1:23 compartiré mis pensamientos. Lit. derramaré mi espíritu.

La Sabiduría hace oír su voz en las calles

20 La Sabiduría hace oír su voz en las calles;
    clama en la plaza pública.
21 La Sabiduría clama a los que están reunidos frente a la entrada de la ciudad
    y a las multitudes por la calle principal:
22 «Simplones, ¿hasta cuándo insistirán en su ignorancia?
Burlones, ¿hasta cuándo disfrutarán de sus burlas?
    Necios, ¿hasta cuándo odiarán el saber?
23 Vengan y escuchen mi consejo.
Les abriré mi corazón
    y los haré sabios.

24 »Los llamé muy a menudo pero no quisieron venir;
    les tendí la mano pero no me hicieron caso.
25 No prestaron atención a mi consejo
    y rechazaron la corrección que les ofrecí.
26 ¡Por eso me reiré cuando tengan problemas!
    Me burlaré de ustedes cuando les llegue la desgracia,
27 cuando la calamidad caiga sobre ustedes como una tormenta,
    cuando el desastre los envuelva como un ciclón,
    y la angustia y la aflicción los abrumen.

28 »Entonces, cuando clamen por ayuda, no les responderé.
    Aunque me busquen con ansiedad, no me encontrarán.
29 Pues odiaron el conocimiento
    y decidieron no temer al Señor.
30 Rechazaron mi consejo
    y no prestaron atención cuando los corregía.
31 Por lo tanto, tendrán que comer el fruto amargo de vivir a su manera
    y se ahogarán con sus propias intrigas.
32 Pues los simplones se apartan de mí hacia la muerte.
    Los necios son destruidos por su despreocupación.
33 En cambio, todos los que me escuchan vivirán en paz,
    tranquilos y sin temor del mal».

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12 Yo, la sabiduría, habito con la cordura,

Y hallo la ciencia de los consejos.

13 El temor de Jehová es aborrecer el mal;

La soberbia y la arrogancia, el mal camino,

Y la boca perversa, aborrezco.

14 Conmigo está el consejo y el buen juicio;

Yo soy la inteligencia; mío es el poder.

15 Por mí reinan los reyes,

Y los príncipes determinan justicia.

16 Por mí dominan los príncipes,

Y todos los gobernadores juzgan la tierra.

17 Yo amo a los que me aman,

Y me hallan los que temprano me buscan.

18 Las riquezas y la honra están conmigo;

Riquezas duraderas, y justicia.

19 Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado;

Y mi rédito mejor que la plata escogida.

20 Por vereda de justicia guiaré,

Por en medio de sendas de juicio,

21 Para hacer que los que me aman tengan su heredad,

Y que yo llene sus tesoros.

22 Jehová me poseía en el principio,

Ya de antiguo, antes de sus obras.(A)

23 Eternamente tuve el principado, desde el principio,

Antes de la tierra.

24 Antes de los abismos fui engendrada;

Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.

25 Antes que los montes fuesen formados,

Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;

26 No había aún hecho la tierra, ni los campos,

Ni el principio del polvo del mundo.

27 Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;

Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo;

28 Cuando afirmaba los cielos arriba,

Cuando afirmaba las fuentes del abismo;

29 Cuando ponía al mar su estatuto,

Para que las aguas no traspasasen su mandamiento;

Cuando establecía los fundamentos de la tierra,

30 Con él estaba yo ordenándolo todo,

Y era su delicia de día en día,

Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.

31 Me regocijo en la parte habitable de su tierra;

Y mis delicias son con los hijos de los hombres.

32 Ahora, pues, hijos, oídme,

Y bienaventurados los que guardan mis caminos.

33 Atended el consejo, y sed sabios,

Y no lo menospreciéis.

34 Bienaventurado el hombre que me escucha,

Velando a mis puertas cada día,

Aguardando a los postes de mis puertas.

35 Porque el que me halle, hallará la vida,

Y alcanzará el favor de Jehová.

36 Mas el que peca contra mí, defrauda su alma;

Todos los que me aborrecen aman la muerte.

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12 »Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia
    y poseo conocimiento y discreción.
13 Quien teme al Señor aborrece lo malo;
    yo aborrezco el orgullo y la arrogancia,
    la mala conducta y el lenguaje perverso.
14 Míos son el consejo y el buen juicio;
    míos son el entendimiento y el poder.
15 Por mí reinan los reyes
    y promulgan leyes justas los gobernantes.
16 Por mí gobiernan los príncipes y los nobles,
    todos los jueces de la tierra.
17 A los que me aman, les correspondo;
    a los que me buscan, me doy a conocer.
18 Conmigo están las riquezas y la honra,
    los bienes duraderos y la justicia.
19 Mi fruto es mejor que el oro fino;
    mi cosecha sobrepasa a la plata refinada.
20 Voy por el camino de la rectitud,
    por los senderos de la justicia,
21 enriqueciendo a los que me aman
    y acrecentando sus tesoros.

22 »El Señor me dio la vida[a] como primicia de sus obras,[b]
    mucho antes de sus obras de antaño.
23 Fui establecida desde la eternidad,
    desde antes de que existiera el mundo.
24 No existían los grandes mares cuando yo nací;
    no había entonces manantiales de abundantes aguas.
25 Nací antes de que se cimentaran las montañas,
    antes de que fueran formadas las colinas,
26 antes de que él creara la tierra y sus paisajes
    y el polvo primordial con que hizo el mundo.
27 Cuando Dios cimentó la bóveda celeste
    y trazó el horizonte sobre el abismo,
    allí estaba yo presente.
28 Cuando estableció las nubes en los cielos
    y reforzó las fuentes del abismo;
29 cuando señaló los límites del mar,
    para que las aguas no desobedecieran su orden;
cuando estableció los cimientos de la tierra,
30     allí estaba yo a su lado, afirmando su obra.
Día tras día me llenaba yo de alegría,
    siempre disfrutaba de estar en su presencia;
31 me regocijaba en el mundo que él creó;
    ¡en el género humano me deleitaba!

32 »Y ahora, hijos míos, escúchenme:
    dichosos los que siguen[c] mis caminos.
33 Atiendan a mi instrucción y sean sabios;
    no la descuiden.
34 Dichosos los que me escuchan
    y a mis puertas están atentos cada día,
    esperando a la entrada de mi casa.
35 En verdad, quien me encuentra halla la vida
    y recibe el favor del Señor.
36 Quien me rechaza se perjudica a sí mismo;
    quien me aborrece, ama la muerte».

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Footnotes

  1. 8:22 me dio la vida. Alt. era mi dueño.
  2. 8:22 obras. Lit. caminos.
  3. 8:32 siguen. Lit. guardan.

12 »Yo, la Sabiduría, convivo con el buen juicio.
    Sé dónde encontrar conocimiento y discernimiento.
13 Todos los que temen al Señor odiarán la maldad.
    Por eso odio el orgullo y la arrogancia,
    la corrupción y el lenguaje perverso.
14 El sentido común y el éxito me pertenecen.
    La fuerza y la inteligencia son mías.
15 Gracias a mí reinan los reyes
    y los gobernantes dictan decretos justos.
16 Los mandatarios gobiernan con mi ayuda
    y los nobles emiten juicios justos.[a]

17 »Amo a todos los que me aman.
    Los que me buscan, me encontrarán.
18 Tengo riquezas y honor,
    así como justicia y prosperidad duraderas.
19 ¡Mis dones son mejores que el oro, aun el oro más puro;
    mi paga es mejor que la plata refinada!
20 Camino en rectitud,
    por senderos de justicia.
21 Los que me aman heredan riquezas;
    llenaré sus cofres de tesoros.

22 »El Señor me formó desde el comienzo,
    antes de crear cualquier otra cosa.
23 Fui nombrada desde la eternidad,
    en el principio mismo, antes de que existiera la tierra.
24 Nací antes de que los océanos fueran creados,
    antes de que brotara agua de los manantiales.
25 Antes de que se formaran las montañas,
    antes que las colinas, yo nací,
26 antes de que el Señor hiciera la tierra y los campos
    y los primeros puñados de tierra.
27 Estaba presente cuando él estableció los cielos,
    cuando trazó el horizonte sobre los océanos.
28 Estaba ahí cuando colocó las nubes arriba,
    cuando estableció los manantiales en lo profundo de la tierra.
29 Estaba ahí cuando puso límites a los mares,
    para que no se extendieran más allá de sus márgenes.
Y también cuando demarcó los cimientos de la tierra,
30     era la arquitecta a su lado.
Yo era su constante deleite,
    y me alegraba siempre en su presencia.
31 ¡Qué feliz me puse con el mundo que él creó;
    cuánto me alegré con la familia humana!

32 »Y ahora, hijos míos, escúchenme,
    pues todos los que siguen mis caminos son felices.
33 Escuchen mi instrucción y sean sabios;
    no la pasen por alto.
34 ¡Alegres son los que me escuchan,
    y están atentos a mis puertas día tras día,
    y me esperan afuera de mi casa!
35 Pues todo el que me encuentra, halla la vida
    y recibe el favor del Señor.
36 Pero el que no me encuentra se perjudica a sí mismo.
    Todos los que me odian aman la muerte».

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Footnotes

  1. 8:16 Algunos manuscritos hebreos y la versión griega dicen y los nobles son jueces sobre la tierra.

La revelación por el Espíritu de Dios

Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.

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Sabiduría procedente del Espíritu

En cambio, hablamos con sabiduría entre los que han alcanzado madurez, pero no con la sabiduría de este mundo ni con la de sus gobernantes, los cuales terminarán en nada. Más bien, exponemos el misterio de la sabiduría de Dios, una sabiduría que ha estado escondida y que Dios había destinado para nuestra gloria desde la eternidad. Ninguno de los gobernantes de este mundo la entendió, porque de haberla entendido no habrían crucificado al Señor de la gloria.

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Sin embargo, cuando estoy con creyentes maduros, sí hablo con palabras de sabiduría, pero no la clase de sabiduría que pertenece a este mundo o a los gobernantes de este mundo, quienes pronto son olvidados. No, la sabiduría de la que hablamos es el misterio de Dios,[a] su plan que antes estaba escondido, aunque él lo hizo para nuestra gloria final aún antes que comenzara el mundo; pero los gobernantes de este mundo no lo entendieron; si lo hubieran hecho, no habrían crucificado a nuestro glorioso Señor.

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  1. 2:7 En griego Pero nosotros hablamos la sabiduría de Dios en misterio.

19 Pues está escrito:

Destruiré la sabiduría de los sabios,

Y desecharé el entendimiento de los entendidos.(A)

20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?(B) 21 Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. 22 Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; 23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; 24 mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. 25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

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19 Pues está escrito:

«Destruiré la sabiduría de los sabios;
    frustraré la inteligencia de los inteligentes».[a]

20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el erudito? ¿Dónde el filósofo de esta época? ¿No ha convertido Dios en locura la sabiduría de este mundo? 21 Ya que Dios, en su sabio designio, dispuso que el mundo no lo conociera mediante la sabiduría humana, tuvo a bien salvar, mediante la locura de la predicación, a los que creen. 22 Los judíos piden señales y los que no son judíos buscan sabiduría, 23 mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado. Este mensaje es motivo de tropiezo para los judíos y es locura para los no judíos, 24 pero para los que Dios ha llamado, sean judíos o no sean, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. 25 Pues la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana.

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  1. 1:19 Is 29:14.

19 Como dicen las Escrituras:

«Destruiré la sabiduría de los sabios
    y desecharé la inteligencia de los inteligentes»[a].

20 Así que, ¿dónde deja eso a los filósofos, a los estudiosos y a los especialistas en debates de este mundo? Dios ha hecho que la sabiduría de este mundo parezca una ridiculez. 21 Ya que Dios, en su sabiduría, se aseguró de que el mundo nunca lo conociera por medio de la sabiduría humana, usó nuestra predicación «ridícula» para salvar a los que creen. 22 Es ridícula para los judíos, que piden señales del cielo. Y es ridícula para los griegos, que buscan la sabiduría humana. 23 Entonces cuando predicamos que Cristo fue crucificado, los judíos se ofenden y los gentiles[b] dicen que son puras tonterías.

24 Sin embargo, para los que Dios llamó a la salvación, tanto judíos como gentiles,[c] Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. 25 Ese plan «ridículo» de Dios es más sabio que el más sabio de los planes humanos, y la debilidad de Dios es más fuerte que la mayor fuerza humana.

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  1. 1:19 Is 29:14.
  2. 1:23 Gentil[es], que no es judío.
  3. 1:24 En griego griegos.