Filipenses 2:12-16
Reina Valera Contemporánea
Luminares en el mundo
12 Por tanto, amados míos, ya que siempre han obedecido, no sólo en mi presencia, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocúpense en su salvación con temor y temblor, 13 porque Dios es el que produce en ustedes lo mismo el querer como el hacer, por su buena voluntad.
14 Háganlo todo sin murmuraciones ni peleas, 15 para que sean irreprensibles y sencillos, e intachables hijos de Dios en medio de una generación maligna y perversa,(A) en medio de la cual ustedes resplandecen como luminares en el mundo, 16 aferrados a la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido ni trabajado en vano.
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Proverbios 10-16
Reina Valera Contemporánea
Contraste entre el justo y el malvado
10 Los proverbios de Salomón.
El hijo sabio alegra a su padre;
el hijo necio entristece a su madre.
2 Las riquezas malvadas no son de provecho,
pero la justicia libra de la muerte.
3 El Señor no deja que el justo pase hambre,
pero rechaza la iniquidad de los impíos.
4 Las manos negligentes llevan a la pobreza;
las manos diligentes conducen a la riqueza.
5 Cosechar en el verano es pensar con sensatez;
Dormirse en la cosecha es no tener vergüenza.
6 La cabeza del justo se cubre de bendiciones;
la boca de los impíos encubre violencia.
7 Recordar a los justos es una bendición;
nombrar a los impíos resulta repugnante.
8 El sabio de corazón hace suyos los mandamientos;
el necio de labios acabará por caer.
9 El de vida íntegra vive confiado;
el de conducta perversa será descubierto.
10 El que guiña el ojo acarrea tristeza;
el necio de labios será castigado.
11 La boca del justo es un manantial de vida,
pero la boca del impío disimula su violencia.
12 El odio despierta rencillas;
pero el amor cubre todas las faltas.(A)
13 La sabiduría se halla en labios del prudente;
la vara es para las espaldas del falto de cordura.
14 Los sabios atesoran el conocimiento;
la boca del necio es calamidad cercana.
15 El rico se atrinchera tras sus riquezas;
el pobre se refugia en su pobreza.
16 Con sus obras, el justo se gana la vida;
con sus frutos, el impío se dedica a pecar.
17 Acatar la corrección conduce a la vida;
desechar la reprensión es perder el camino.
18 Miente quien disimula su odio;
es un necio quien propaga calumnias.
19 En las muchas palabras no falta el pecado;
el que es prudente refrena sus labios.
20 La lengua del justo es plata escogida;
la mente impía es lo mismo que nada.
21 Con sus labios el justo dirige a muchos;
los necios mueren por falta de cordura.
22 La bendición del Señor es un tesoro;
nunca viene acompañada de tristeza.
23 El necio se divierte cometiendo maldades;
el sabio se recrea con la sabiduría.
24 El impío es víctima de sus grandes temores;
los justos reciben lo que más desean.
25 El malvado pasa como un torbellino,
pero el justo permanece para siempre.
26 El que envía a un mensajero perezoso
se echa vinagre en los dientes y humo en los ojos.
27 El temor del Señor alarga la vida,
pero los años del impío son acortados.
28 La esperanza de los justos es su alegría;
la esperanza de los impíos se esfuma.
29 El camino del Señor fortalece al perfecto,
pero destruye a los que hacen el mal.
30 El justo jamás tendrá un tropiezo,
pero los impíos no habitarán la tierra.
31 De la boca del justo mana sabiduría,
pero la lengua perversa será extirpada.
32 Los labios del justo dicen palabras gratas;
la boca de los impíos arroja perversidades.
11 Al Señor le repugnan las pesas falsas,
pero le agradan las pesas cabales.
2 Con la soberbia llega también la deshonra,
pero la sabiduría acompaña a los humildes.
3 La integridad guía a los hombres rectos
pero la perversidad destruye a los pecadores.
4 De nada sirven las riquezas en el día de la ira,
pero la justicia te librará de la muerte.
5 La justicia corrige el rumbo del hombre cabal,
pero el impío tropieza por su maldad.
6 La justicia de los rectos los pone a salvo,
pero a los pecadores los atrapa su pecado.
7 Con el malvado muere su esperanza;
muere la expectación de los malvados.
8 El justo se libra de la tribulación,
y su lugar lo ocupa el impío.
9 El impío daña a su prójimo con sus labios,
pero a los justos los salva la sabiduría.
10 Si a los justos les va bien, la ciudad se alegra;
también hay fiesta cuando los impíos perecen.
11 La bendición de los justos enaltece a la ciudad;
la boca de los impíos la trastorna.
12 El falto de cordura menosprecia a su prójimo;
el hombre prudente sabe guardar silencio.
13 Quien es chismoso da a conocer el secreto;
quien es ecuánime es también reservado.
14 Cuando no hay buen guía, la gente tropieza;
La seguridad depende de los muchos consejeros.
15 Avala a un extraño y vivirás angustiado;
evita dar fianzas y vivirás tranquilo.
16 La mujer agraciada acrecienta su honra;
la gente violenta acrecienta sus riquezas.
17 El hombre de bien se hace bien a sí mismo;
el hombre cruel a sí mismo se hace daño.
18 Las obras del malvado no tienen sustento;
sembrar la justicia tiene un premio seguro.
19 La justicia conduce a la vida,
y seguir el mal conduce a la muerte.
20 El Señor detesta al corazón perverso,
pero ama a los que van por el camino recto.
21 Tarde o temprano, el malvado será castigado,
pero los justos y los suyos saldrán bien librados.
22 La mujer bella pero fatua
es como argolla de oro en hocico de cerdo.
23 Los justos sólo abrigan buenos deseos;
la esperanza de los impíos es el enojo.
24 A quienes reparten, más se les da;
los tacaños acaban en la pobreza.
25 El que es magnánimo, prospera;
el que sacia a otros, será saciado.
26 Al que acapara el trigo, el pueblo lo maldice,
pero bendice al que lo vende.
27 El que procura el bien, es bien favorecido;
al que procura el mal, el mal le sobreviene.
28 El que confía en sus riquezas, fracasa;
los justos, en cambio, reverdecen como ramas.
29 El que trastorna su casa hereda el viento;
el necio acaba siendo esclavo del sabio.
30 El fruto del justo es árbol de vida;
el que arrebata la vida no es sabio.
31 El justo recibe su recompensa en la tierra,
¡y también el impío y el pecador!(B)
12 El que ama la corrección ama la sabiduría;
el que aborrece la reprensión es ignorante.
2 El Señor se agrada del hombre bueno,
pero condena al mal intencionado.
3 Por su maldad nadie se mantiene firme,
pero la raíz de los justos jamás es removida.
4 La mujer noble es corona de su esposo;
la malvada es como carcoma en sus huesos.
5 Los justos sólo piensan en la justicia;
los impíos sólo piensan en engañar.
6 Los impíos hablan para derramar sangre,
pero los hombres rectos hablan y los ponen a salvo.
7 Los impíos caen y dejan de existir,
pero los justos y los suyos permanecen firmes.
8 El hombre es alabado según su sabiduría,
pero el de corazón perverso es menospreciado.
9 Más vale un patrón despreciado
que un engreído que carece de pan.
10 El justo sabe cuando su bestia tiene hambre,
pero los impíos son crueles de corazón.
11 El que labra su tierra se sacia de pan,
pero el amigo de vagos no tiene cordura.
12 La codicia del impío es una trampa del mal,
pero la raíz de los justos da fruto.
13 El impío se enreda en sus labios pecadores,
pero el justo logra salir del aprieto.
14 El hombre se sacia del buen fruto de su boca,
y recibe su paga según la obra de sus manos.
15 El necio piensa que va por buen camino,
pero el sabio presta atención al consejo.
16 El necio al instante revela su enojo;
Pero el prudente desdeña la injuria.
17 Quien dice la verdad proclama la justicia,
pero el testigo falso propaga el engaño.
18 Hay gente cuyas palabras son puñaladas,
pero la lengua de los sabios sana las heridas.
19 Los labios veraces permanecen para siempre,
pero la lengua mentirosa tiene corta vida.
20 En la mente malvada habita el engaño;
entre los que promueven la paz hay alegría.
21 Ninguna adversidad le sobreviene al justo,
pero todos los males caen sobre los impíos.
22 Al Señor le repugnan los labios mentirosos;
pero le agradan los que dicen la verdad.
23 El que es astuto no demuestra lo que sabe,
pero el que es necio deja ver su ignorancia.
24 Los diligentes dominan a otros;
los negligentes son dominados.
25 La congoja abate el corazón del hombre,
pero una buena noticia lo alegra.
26 El justo sabe guiar a su prójimo;
el impío le hace perder el camino.
27 El indolente no cocina ni su presa;
¡el gran tesoro del hombre es la diligencia!
28 En el camino de la justicia hay vida;
no hay en su camino lugar para la muerte.
13 El hijo sabio sigue el consejo de su padre;
el burlón no hace caso de las reprensiones.
2 El hombre de bien se nutre con sus palabras;
el desalmado se nutre de violencia.
3 El que cuida su boca se cuida a sí mismo;
el que habla mucho tendrá problemas.
4 El perezoso desea y nada consigue,
pero el que es diligente será prosperado.
5 El hombre justo aborrece la mentira;
el malvado se hace odioso y despreciable.
6 La justicia protege al de camino perfecto;
la impiedad trastorna al pecador.
7 Unos pretenden ser ricos, y no tienen nada;
otros simulan ser pobres, y lo tienen todo.
8 Con sus riquezas, el hombre rescata su vida;
el pobre nunca llega a oír amenazas.
9 La luz de los justos brinda alegría;
la lámpara de los impíos languidece.
10 La soberbia es la madre de las contiendas,
pero en los ingeniosos se halla la sabiduría.
11 Las vanas riquezas pronto se gastan;
el que trabaja y las guarda las hace crecer.
12 El vivir esperando atormenta el corazón;
pero es un árbol de vida el deseo que se cumple.
13 No atender una orden cuesta caro;
acatarla tiene su recompensa.
14 Las enseñanzas del sabio son fuente de vida;
pueden librarte de los lazos de la muerte.
15 El buen juicio genera afecto;
el camino de los transgresores es inflexible.
16 El que es astuto procede con sabiduría;
el que es necio deja ver su necedad.
17 El mal mensajero trae consigo desgracias;
el mensajero fiel trae consigo el remedio.
18 Quien desdeña el consejo acaba pobre y avergonzado;
quien acepta la corrección es objeto de honra.
19 El deseo cumplido es causa de alegría,
pero los necios detestan apartarse del mal.
20 Quien se junta con sabios, sabio se vuelve;
quien se junta con necios, acaba mal.
21 El mal persigue a los pecadores,
pero los justos son premiados con el bien.
22 Es bueno dejar herencia a los nietos;
las riquezas del pecador las hereda el hombre justo.
23 En el campo de los pobres hay mucha comida,
pero se pierde cuando no se imparte justicia.
24 El que retiene el castigo, aborrece a su hijo;
el que lo ama, a tiempo lo corrige.
25 El justo come hasta calmar su apetito;
los impíos tienen un vientre insaciable.
14 La mujer sabia edifica su casa,
pero la necia la derriba con sus propias manos.
2 El que teme al Señor sigue su camino recto,
pero el que anda en malos pasos lo desdeña.
3 Los labios del necio derraman soberbia;
los labios de los sabios son su protección.
4 Sin bueyes el granero no se llena;
gracias a su fuerza, hay abundancia de pan.
5 El testigo verdadero no miente;
el testigo falso esparce calumnias.
6 El burlón busca la sabiduría y no da con ella;
el hombre entendido la encuentra fácilmente.
7 No te juntes con gente necia,
porque nada aprenderás de lo que te digan.
8 El que es sabio y astuto sabe por dónde va;
a los necios los engaña su propia necedad.
9 Los necios se burlan del pecado;
los hombres rectos se ganan la buena voluntad.
10 Cada corazón conoce su propia amargura,
y ningún extraño participa de su alegría.
11 La mansión de los impíos será derribada,
pero la choza de los hombres rectos permanece.
12 Hay caminos que el hombre considera rectos,
pero que al final conducen a la muerte.(C)
13 Hasta de reírse duele el corazón;
a veces la alegría acaba en congoja.
14 El corazón necio se harta de sus caminos,
pero el hombre de bien va feliz por los suyos.
15 El inexperto cree todo lo que oye;
el que es astuto mira por dónde anda.
16 El sabio teme a Dios y se aparta del mal,
pero el necio se muestra temerario y engreído.
17 El que fácilmente se enoja comete locuras;
el hombre perverso es aborrecido.
18 La necedad es la herencia de los simplones;
los astutos se cubren de conocimientos.
19 Los malvados se inclinarán ante los buenos,
y los impíos comparecerán ante los justos.
20 Al pobre lo odian hasta sus amigos;
al rico, todo el mundo lo quiere.
21 El que humilla a su prójimo comete un pecado;
¡feliz de aquél que se compadece de los pobres!
22 Los que urden el mal pierden el rumbo;
los que piensan el bien encuentran amor y verdad.
23 Toda labor rinde sus frutos,
pero hablar por hablar empobrece.
24 Las riquezas son la corona de los sabios;
la corona de los necios es su necedad.
25 El testigo verdadero te salva la vida;
el testigo falso te difama.
26 El temor del Señor infunde plena confianza,
y da esperanza a nuestros hijos.
27 El temor del Señor es un manantial de vida,
que nos aparta de los lazos de la muerte.
28 Un pueblo numeroso es la gloria del rey;
un pueblo escaso es la debilidad del príncipe.
29 Enojo lento, gran inteligencia;
espíritu impaciente, demasiada necedad.
30 Un corazón apacible infunde vida al cuerpo,
pero la envidia corroe hasta los huesos.
31 Oprimir al pobre es afrentar al Creador;
tener misericordia del pobre es honrar a Dios.
32 Al malvado lo pierde su propia maldad;
el justo, aun en la muerte mantiene la esperanza.
33 La sabiduría reposa en el corazón prudente,
pero entre los necios es desconocida.
34 Un pueblo justo es un gran pueblo,
pero el pecado deshonra a las naciones.
35 El rey es amable con el siervo inteligente,
pero se enoja con el que lo avergüenza.
15 La respuesta amable calma la ira;
la respuesta grosera aumenta el enojo.
2 La lengua sabia adorna el conocimiento;
la boca de los necios profiere tonterías.
3 Los ojos del Señor están en todas partes,
y observan a los malos y a los buenos.
4 La lengua apacible es árbol de vida;
la lengua perversa daña el espíritu.
5 El necio desprecia la corrección de su padre;
el que la acata, alcanza la prudencia.
6 En la casa del justo siempre hay abundancia;
en las ganancias del impío siempre hay problemas.
7 La boca de los sabios imparte conocimientos;
el corazón de los necios hace todo lo contrario.
8 El Señor aborrece las ofrendas de los impíos,
pero recibe con agrado la oración de los rectos.
9 El Señor aborrece el camino del impío,
pero ama al que va en pos de la justicia.
10 Para el descarriado, la corrección es molesta;
pero aborrecerla conduce a la muerte.
11 Ante el Señor están la muerte y el sepulcro,
¡y también el corazón de los seres humanos!
12 Al burlón no le gusta que lo reprendan,
ni tampoco se junta con los sabios.
13 Un corazón alegre le hace bien al rostro,
pero las penas del corazón abaten el ánimo.
14 El corazón entendido tiene hambre de saber;
la boca del necio se alimenta de tonterías.
15 Si estás triste, todos los días son malos;
si estás feliz, todos los días son de fiesta.
16 Es mejor lo poco, con el temor del Señor,
que lo mucho, con muchos problemas.
17 Es mejor comer legumbres con amor,
que comer carne de res con odio.
18 El hombre iracundo provoca conflictos;
el que se controla, aplaca las rencillas.
19 El perezoso va por una senda espinosa;
el hombre recto camina como en una calzada.
20 El hijo sabio hace feliz a su padre;
el hijo necio hace infeliz a su madre.
21 Al necio, ser necio lo hace feliz,
pero el que es entendido corrige sus pasos.
22 Los planes fracasan por falta de consejos,
pero triunfan cuando hay muchos consejeros.
23 El hombre es feliz cuando sabe responder;
¡y qué buena es una respuesta oportuna!
24 Para el entendido, la vida es un camino ascendente
que lo aleja de caer en el sepulcro.
25 El Señor destruye la casa de los soberbios,
pero afirma el patrimonio de la viuda.
26 Al Señor le repugnan los planes malvados,
pero las palabras amables le son aceptables.
27 El que es ambicioso trastorna su casa,
pero el que desprecia el soborno vivirá.
28 El justo piensa bien, antes de responder;
la boca de los impíos profiere malas palabras.
29 El Señor está lejos de los impíos,
pero oye la oración de los justos.
30 La luz de los ojos alegra el corazón,
y las buenas noticias fortalecen los huesos.
31 El que presta oído a las advertencias de vida,
convivirá con los sabios.
32 Despreciar la disciplina es no apreciarse uno mismo;
obedecer la corrección es poseer entendimiento.
33 El temor del Señor corrige y da sabiduría;
antes que honra, humildad.
Proverbios sobre la vida y la conducta
16 Del corazón del hombre surgen los planes,
pero del Señor proviene la respuesta de la lengua.
2 Según el hombre, todo camino es limpio,
pero el Señor pondera los espíritus.
3 Encomienda al Señor tus acciones,
y tus pensamientos serán afirmados.
4 El Señor lo ha hecho todo para sí mismo;
¡hasta el impío está hecho para el día fatal!
5 El Señor aborrece a los de corazón altivo,
y es un hecho que no quedarán impunes.
6 El amor verdadero perdona el pecado;
el temor del Señor aparta del mal a los hombres.
7 Si el Señor aprueba los caminos del hombre,
hasta sus enemigos hacen la paz con él.
8 Es mejor lo poco del justo
que los muchos frutos del injusto.
9 El corazón del hombre pondera su camino,
pero el Señor le corrige el rumbo.
10 El rey tiene el veredicto en sus labios;
no hay error cuando emite la sentencia.
11 Las pesas y medidas justas son del Señor;
todas las balanzas son su propia creación.
12 Es repugnante que los reyes cometan el mal,
porque el trono se afirma en la justicia.
13 Es grato que los reyes hablen con justicia,
y que amen a los que dicen la verdad.
14 La ira del rey es heraldo de muerte,
pero el que es sabio sabe evitarla.
15 El rostro alegre del rey es presagio de vida;
su favor es una nube cargada de lluvia.
16 Ganar sabiduría e inteligencia
es mejor que adquirir oro y plata.
17 Los hombres rectos se apartan del mal camino;
quien cuida sus pasos, cuida su vida.
18 La soberbia precede al fracaso;
la arrogancia anticipa la caída.
19 Es mejor ser humilde entre los humildes
que compartir despojos con los soberbios.
20 El que atiende a la palabra, halla el bien;
¡dichoso aquél que confía en el Señor!
21 Al de corazón sabio se le llama prudente;
los labios amables aumentan el saber.
22 Tener cordura es tener la fuente de la vida;
a los necios los castiga su propia necedad.
23 El sabio de corazón habla con prudencia,
y a sus labios añade sabiduría.
24 Las palabras amables son un panal de miel;
endulzan el alma y sanan el cuerpo.
25 Hay caminos que el hombre considera buenos,
pero que al final resultan caminos de muerte.(D)
26 El trabajador se afana para calmar su apetito;
su estímulo es llenarse la boca.
27 El que es perverso escarba en el mal;
hay en sus labios una llama de fuego.
28 El que es perverso provoca contiendas;
el chismoso aparta a los mejores amigos.
29 El que es violento adula a su prójimo
y lo hace andar por el mal camino;
30 cierra los ojos y hace planes malvados,
mueve los labios y consuma el mal.
31 La vejez es la corona de una vida honrada,
y se la halla en el camino de la justicia.
32 Ser paciente es mejor que ser valiente;
es mejor dominarse uno mismo que tomar una ciudad.
33 Las suertes se echan en el regazo;
pero el resultado depende del Señor.
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