»Con su maldad alegran al rey;
    con sus mentiras, a los príncipes.
¡Todos ellos son adúlteros!
    Parecen un horno encendido
cuyo fuego no hace falta atizar
    desde que el panadero prepara la harina hasta que la masa fermenta.
En el día de fiesta de nuestro rey,
    los príncipes se encienden con el vino
    y el rey da la mano a los burladores.
Sus corazones son como un horno,
    mientras se acercan con intrigas.
Su ira se adormece por la noche,
    pero se reaviva por la mañana.
Todos ellos arden como un horno
    y devoran a sus gobernantes.
Caen todos sus reyes,
    pero ninguno de ellos me invoca.

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