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»Con su maldad alegran al rey;
con sus mentiras, a los príncipes.
Todos ellos son adúlteros;
son como horno encendido,
que el hornero cesa de avivar
desde que se amasa la harina
hasta que se ha fermentado.
En el día de nuestro rey,
los príncipes lo hicieron enfermar
con copas de vino;
él extendió su mano con los que se burlaban.

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