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La corrupción de los gobernantes

»Con su maldad y sus mentiras
mi pueblo divierte al rey y a los jefes.
Todos ellos son adúlteros;
son como el horno, que una vez encendido
deja el hornero de atizarlo
mientras fermenta la masa.
En el día de la coronación de nuestro rey,
los jefes le hicieron enfermar con el calor del vino.
¡Y él tendió la mano a los que se burlaban!

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