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Promesa de felicidad

Los israelitas serán tantos como la arena del mar que no se cuenta ni se mide. Y en aquel lugar no se los llamará más No-Mi-Pueblo, sino Hijos del Dios vivo. Los hijos de Judá y los hijos de Israel se reunirán, tendrán un solo jefe y desbordarán de la tierra porque será grande el día de Jezrael. Llamad a vuestros hermanos: “Ammí” —pueblo mío—, y a vuestras hermanas: “Rujama” —amada mía—.

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