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El Señor dice: «¡Ustedes, israelitas, no han hecho más que cometer maldades desde aquella terrible noche en Guibeá! ¡No han cambiado en absoluto! Así como aquellos hombres de Guibeá fueron castigados, también lo serán ustedes. 10 Vendré contra ti por tu desobediencia; juntaré los ejércitos de las naciones contra ti para castigarte por tus múltiples maldades.

11 »Efraín era como una novilla muy dócil a la que le encantaba trillar el grano. Jamás lo he puesto bajo un yugo pesado, antes siempre le he perdonado su maldad. ¡Ahora sabrá lo que es la vida dura! ¡Ahora le pondré el yugo sobre su frágil cuello! Israel tendrá que arrastrar el arado y Judá preparará la tierra con gran fatiga».

12 Planten las buenas semillas de justicia y entonces segarán una cosecha de mi amor; aren el suelo duro de sus corazones para que estén listos a recibir la instrucción de Dios, porque ahora es el tiempo de buscar al Señor, para que él venga y les de una vida próspera y tranquila. 13 ¡Pero en lugar de ello han cultivado maldad por todos lados y por eso ha brotado una abundante cosecha de cosas malas! ¡Han recibido la recompensa por confiar en una mentira, pues creyeron que sus carros de guerra y su gran ejército podían darles seguridad! 14 Por lo tanto, los terrores de la guerra los perseguirán y sus fortalezas serán destruidas. Les sucederá lo mismo que a Bet Arbel, cuando el rey Salmán la destruyó el día de la batalla y aplastó a las madres junto con sus hijos. 15 Ese será también el destino de Israel debido a su gran maldad. ¡Tan pronto amanezca, el rey de Israel habrá muerto!

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