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32-33 »Los que seguimos adorándote estamos muy avergonzados y no nos atrevemos ni a abrir la boca. Porque tú hiciste que el rey más malvado de la tierra nos derrotara. ¡Nos humilló gente que no cree en ti!

34 »Por eso ahora te pedimos que no nos abandones, ni rompas tu pacto con nosotros; 35-36 no dejes de amarnos.

»Ayúdanos por el amor que les tuviste a tu amigo Abraham, a tu servidor Isaac y a Israel, tu pueblo elegido. A ellos, que son nuestros antepasados, les prometiste muchos descendientes, tantos como estrellas hay en el cielo y arena hay a la orilla del mar.

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