Add parallel Print Page Options

27-31 »Reconocemos que pecamos contra ti, pues desobedecimos tus mandamientos, y dejamos de adorarte. Merecíamos el duro castigo que enviaste sobre nosotros. Fue justo el castigo que le diste a Jerusalén, la ciudad de nuestros antepasados: siempre nos has tratado con justicia y sinceridad.

32-33 »Los que seguimos adorándote estamos muy avergonzados y no nos atrevemos ni a abrir la boca. Porque tú hiciste que el rey más malvado de la tierra nos derrotara. ¡Nos humilló gente que no cree en ti!

Read full chapter