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11 Los ayudantes de los sacerdotes también calmaban al pueblo y le decían: «Cállense. No lloren, porque éste es un día dedicado a Dios. No hay motivo para estar tristes».

12 Así que todos se fueron y organizaron una gran fiesta para celebrar que habían entendido la lectura del libro de la Ley. Todos fueron invitados a la fiesta, y comieron y bebieron con alegría.

13 Al segundo día, los jefes de todos los grupos familiares, los sacerdotes y sus ayudantes se reunieron con Esdras para estudiar el libro de la Ley.

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