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16 Los funcionarios de la ciudad no supieron a dónde había ido ni qué había hecho, porque a nadie le había hablado de mis planes, ni a los jefes políticos ni a los jefes religiosos, ni a los que habían estado haciendo el trabajo.

17 Entonces les dije:

―Ustedes conocen bien el estado calamitoso de nuestra ciudad. Saben muy bien que las murallas están en ruinas y las puertas están quemadas. ¡Vamos! ¡Reedifiquemos los muros de Jerusalén y no permitamos que se sigan burlando de nosotros!

18 Entonces les hablé del deseo que Dios había puesto en mi corazón y de la conversación que había tenido con el rey, para presentarle mi plan, el cual él había aceptado. Ellos respondieron inmediatamente:

―¡Muy bien! ¡Pongámonos a reconstruir la muralla!

Y comenzaron a trabajar.

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