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20 Una o dos veces, se quedaron fuera de Jerusalén los negociantes y los que vendían toda especie de mercancía. 21 Pero yo les amonesté diciéndoles: «¿Por qué os quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano.» Desde entonces no volvieron en sábado. 22 Y dije a los levitas que se purificaran y fueran a guardar las puertas, para santificar el sábado.

«¡También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la grandeza de tu misericordia!»

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