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La razón de esta ley era que, en cierta ocasión, esa gente no les dio a los israelitas el pan y el agua que necesitaban, y en cambio le pagó a Balaam para que los maldijera. Pero nuestro Dios hizo que sus malos deseos resultaran en algo bueno. Así que, cuando la gente oyó lo que decía el libro de la Ley, expulsaron de Israel a todos los que se habían mezclado con extranjeros.

4-5 Tiempo atrás, el sacerdote Eliasib era el jefe de las bodegas del templo de nuestro Dios. Como Tobías el amonita era pariente suyo, Eliasib le había dado permiso para vivir en una habitación grande. Allí se guardaban las ofrendas de cereales, el incienso, los utensilios y los diezmos de trigo, vino y aceite. Todo esto era para los sacerdotes, sus ayudantes, los cantores y los vigilantes de las entradas.

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