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19 Sucedió, pues, que al caer la tarde, antes del sábado, ordené que se cerraran las puertas de Jerusalén y que no las abrieran hasta después del sábado; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que no dejaran entrar carga alguna en sábado. 20 Una o dos veces, se quedaron fuera de Jerusalén los negociantes y los que vendían toda especie de mercancía. 21 Pero yo les amonesté diciéndoles: «¿Por qué os quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano.» Desde entonces no volvieron en sábado.

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