Al escuchar esto, me senté a llorar; hice duelo por algunos días, ayuné y oré al Dios del cielo. Le dije:

«Señor, Dios del cielo, grande y temible, que cumples el pacto y eres fiel con los que te aman y obedecen tus mandamientos, te suplico que me prestes atención, que fijes tus ojos en este siervo tuyo que día y noche ora en favor de tu pueblo Israel. Confieso que los israelitas, entre los cuales estamos incluidos mi familia y yo, hemos pecado contra ti. Te hemos ofendido y nos hemos corrompido mucho; hemos desobedecido los mandamientos, estatutos y leyes que tú mismo diste a tu siervo Moisés.

»Recuerda, te suplico, lo que dijiste a tu siervo Moisés: “Si ustedes son infieles, yo los dispersaré entre las naciones; pero si se vuelven a mí, obedecen y ponen en práctica mis mandamientos, aunque hayan sido llevados al lugar más apartado del mundo, los recogeré y los haré volver al lugar que escoja como residencia de mi Nombre”.

10 »Ellos son tus siervos y tu pueblo al cual redimiste con gran despliegue de fuerza y poder. 11 Señor, te suplico que escuches nuestra oración, pues somos tus siervos y nos complacemos en honrar tu nombre. Y te pido que a este siervo tuyo le concedas tener éxito y ganarse el favor de este hombre».

En aquel tiempo yo era copero del rey.

Read full chapter

Bible Gateway Recommends