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17 Tus guardianes eran como saltamontes
y tus oficiales como nube de langostas
que se posan sobre los vallados
en los días de invierno,
pero huyen cuando sale el sol,
y nadie sabe a dónde van.
18 Tus pastores, rey de Asiria,
se han quedado dormidos,
tus capitanes están soñolientos,
dispersas tus tropas por los montes.
¡No hay nadie que las agrupe!
19 No hay alivio para tu desastre,
tu herida es incurable.
Todos los que oyen la noticia,
aplauden tu desgracia,
porque ¿quién no sufrió
una y mil veces tu crueldad?

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