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Asedio y saqueo de Nínive

El destructor ha subido contra ti. Guarda el baluarte, observa el camino, cíñete la cintura, esfuérzate mucho. El SEÑOR restaurará la exuberancia de Jacob como la exuberancia de Israel, aunque los saqueadores los saqueen y estropeen sus ramas. Los escudos de sus valientes están enrojecidos; sus valientes están vestidos de escarlata. En el día de su preparación, sus carros de guerra son como fuego de antorchas y los jinetes[a] se estremecen. Sus carros se movilizan alocadamente en las calles y se desplazan de un lado a otro en las plazas. Parecen antorchas; como relámpagos corren de un lado a otro.

Se dará aviso a sus valientes y ellos acudirán atropellándose. Se apresurarán hacia sus muros y se alistará la cubierta de escudos. Las compuertas de los canales habrán sido abiertas y el palacio quedará arrasado. La reina será sacada y llevada en cautividad. Sus criadas gemirán como palomas y se golpearán el pecho.

Nínive ha sido, desde tiempos antiguos, como un estanque de aguas; pero ahora estas huyen. “¡Deténganse, deténganse!”. Pero nadie vuelve atrás.

¡Saqueen la plata, saqueen el oro! ¡No tienen límites la calidad y el peso de todos los objetos preciosos! 10 ¡Desolación, devastación y destrucción! Los corazones desfallecen, las rodillas tiemblan, los lomos se estremecen; las caras de todos palidecen.

11 ¿Dónde está, pues, la guarida de los leones y la cueva[b] de los leoncillos, donde se cobijaban el león, la leona y los cachorros, sin que hubiera quien los atemorizara? 12 El león destrozaba para sus cachorros y estrangulaba para sus leonas. Llenaba de presa sus cavernas; y su guarida, de rapiña.

13 “He aquí que yo estoy contra ti, dice el SEÑOR de los Ejércitos. Encenderé y reduciré a humo tus carros, y la espada devorará a tus leoncillos. Raeré tu presa de la tierra y nunca más se volverá a escuchar la voz de tus mensajeros”.

Footnotes

  1. Nahúm 2:3 Según LXX y Peshita; heb., pinos.
  2. Nahúm 2:11 Según prop. Stutt.; TM, prado.

Nineveh to Fall

[a]An attacker(A) advances against you, Nineveh.
    Guard the fortress,
    watch the road,
    brace yourselves,
    marshal all your strength!

The Lord will restore(B) the splendor(C) of Jacob
    like the splendor of Israel,
though destroyers have laid them waste
    and have ruined their vines.

The shields of the soldiers are red;
    the warriors are clad in scarlet.(D)
The metal on the chariots flashes
    on the day they are made ready;
    the spears of juniper are brandished.[b]
The chariots(E) storm through the streets,
    rushing back and forth through the squares.
They look like flaming torches;
    they dart about like lightning.

Nineveh summons her picked troops,
    yet they stumble(F) on their way.
They dash to the city wall;
    the protective shield is put in place.
The river gates(G) are thrown open
    and the palace collapses.
It is decreed[c] that Nineveh
    be exiled and carried away.
Her female slaves moan(H) like doves
    and beat on their breasts.(I)
Nineveh is like a pool
    whose water is draining away.
“Stop! Stop!” they cry,
    but no one turns back.
Plunder the silver!
    Plunder the gold!
The supply is endless,
    the wealth from all its treasures!
10 She is pillaged, plundered, stripped!
    Hearts melt,(J) knees give way,
    bodies tremble, every face grows pale.(K)

11 Where now is the lions’ den,(L)
    the place where they fed their young,
where the lion and lioness went,
    and the cubs, with nothing to fear?
12 The lion killed(M) enough for his cubs
    and strangled the prey for his mate,
filling his lairs(N) with the kill
    and his dens with the prey.(O)

13 “I am against(P) you,”
    declares the Lord Almighty.
“I will burn up your chariots in smoke,(Q)
    and the sword(R) will devour your young lions.
    I will leave you no prey on the earth.
The voices of your messengers
    will no longer be heard.”(S)

Footnotes

  1. Nahum 2:1 In Hebrew texts 2:1-13 is numbered 2:2-14.
  2. Nahum 2:3 Hebrew; Septuagint and Syriac ready; / the horsemen rush to and fro.
  3. Nahum 2:7 The meaning of the Hebrew for this word is uncertain.

La destrucción de Nínive

¡Nínive, estás acabada! ¡Ya estás sitiada por los ejércitos enemigos! ¡Haz sonar las alarmas! ¡Refuerza con guerreros tus murallas! ¡Pasa revista a tus defensas, a todas tus fuerzas, y monta una buena vigilancia porque comienza el ataque del enemigo! Aunque ahora la tierra del pueblo de Dios está vacía y quebrantada debido a tus ataques, el Señor le restaurará su honra y su poder.

¡Los escudos de los atacantes rojean con la sangre de tus soldados muertos! ¡El ataque comienza! ¡Miren sus uniformes rojos de tanta sangre que han hecho correr! ¡Vean sus carros de guerra relucientes que avanzan veloces! Sus carros de guerra corren por todas las calles y plazas de tu ciudad provocando gran alboroto y causando pavor a tus ciudadanos. Parece que fueran antorchas de fuego. ¡Parecen relámpagos veloces!

Caída y saqueo de Nínive

El rey de Nínive llama a sus oficiales y ellos se atropellan entre sí al correr hacia las murallas para fortalecer sus defensas. Pero, ¡es demasiado tarde! ¡Las tropas enemigas han penetrado en la ciudad como si fueran un río impetuoso que todo lo arrasa a su paso! ¡El enemigo conquista la ciudad! ¡En el palacio el pánico ha hecho presa de todo mundo!

La reina de Nínive es capturada, y luego es conducida cautiva con todas sus damas que lloran tras ella; gimotean como si fueran palomas asustadas y se golpean el pecho. Nínive es como un viejo estanque roto que no puede retener el agua. Sus soldados huyen y la dejan abandonada. Ella no los puede retener. «¡Deténganse, esperen!», les grita, pero ellos siguen huyendo a toda prisa.

¡Se les roba la plata! ¡Se les roba el oro! Sus tesoros son inmensos, sus riquezas y sus joyas son incontables, pero les están saqueando todo. 10 En poco tiempo la ciudad ha quedado como un matadero vacío. Los corazones laten acelerados de terror; tiemblan las rodillas; la gente se estremece de dolor y todos palidecen de espanto.

La bestia salvaje morirá

11 ¿Dónde está ahora la gran Nínive, que era como un poderoso y temible león entre las naciones, que despedazaba a sus enemigos? ¿Qué fue de ese león que se metía en su guarida con su leona y sus cachorros, y nadie se atrevía a molestarlos?

12 Nínive, como si fueras un león vigoroso aplastabas a tus enemigos y saqueabas sus riquezas para dárselas a tus habitantes, y llenabas sus hogares con esclavos y bienes obtenidos por la violencia y el robo.

13 Pero ahora el Señor Todopoderoso te dice: «Nínive, yo estoy en tu contra. Quemaré tus carros de guerra y haré que tus valientes soldados mueran en la batalla. No permitiré que sigas robando, ni que tus mensajeros vuelvan a llevar amenazas a las naciones».