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Pero sólo Eleazar e Itamar se ocuparon del sacerdocio, bajo el cuidado de su padre. Nadab y Abihú nunca tuvieron hijos. Dios les quitó la vida a ambos por haber prendido el incienso del santuario sin seguir cuidadosamente las instrucciones exactas que Dios había dado.

Dios le dijo a Moisés:

6-8 «Llama a la tribu de Leví, para que se ponga al servicio del sacerdote Aarón y del pueblo. Cuidarán el santuario y todos los utensilios que hay en él.

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